El Cortegada obtiene premio a su perseverancia. Y es que su victoria sobre el Leganés se basó en una tenacidad absoluta hasta el último minuto dejando incluso en segundo plano cualquier aspecto relativo a la técnica o a la táctica. Fue un triunfo de raza, de creer y de no rendirse. Una garra que estuvo liderada por dos jugadoras que fueron determinantes cuando más lo necesitaba su equipo: Salomé García y Vandell Andrade.

La polivalente jugadora alicantina anotó 14 puntos en los últimos 15 minutos de juego mientras que la caboverdiana puso más músculo que nadie cerca de ambas canastas para alcanzar la estratosférica cifra de 21 rebotes además de anotar 9 de sus 10 puntos en los cinco últimos minutos de partido.

El camino hacia la alegría final no fue precisamente sencillo. El equipo de Rubén Domínguez, que tuvo que agotar sus dos tiempos a las primeras de cambio, tardó en exceso en tomarle el pulso al partido. Ya en el primer cuarto las ventajas del rival superaban la decena y los errores en el tiro libre tampoco ayudaban a coger confianza.

Lejos de cambiar la dinámica se mantuvo en el arranque del último cuarto. Un parcial inicial de 0-7 puso las cosas todavía más cuesta arriba. Sería a base de defensa cuando el encuentro empezase a tomar otro cariz. Las madrileñas empezaban a notar más dificultades, pero a la llegada del descanso aún se hacía difícil pensar en la culminación de la remontada.

Las cosas todavía se pusieron peor con el 45-29 que registraba el luminoso a falta de 15 minutos para la conclusión. Fue en ese preciso momento cuando el acierto desde la línea de tres puntos, con cuatro triples en ese tercer cuarto, y el coraje de Salomé García para empezar a sacar canastas de la nada llevaron a un parcial de 10-0 que devolvió al Cortegada a la vida.

Con un 46-42 esperanzador se dio comienzo al último acto. Las vilagarcianas ya habían dado con la tecla. El ritmo más físico que se había impuesto le iba a la perfección. Salomé seguía a lo suyo. Sus cinco puntos consecutivos con un 50-42 fueron claves para recuperar opciones. A ello se le unió la expulsión de Ashley Ezeh en el Leganés con seis minutos por delante y fue entonces cuando Andrade ya tuvo terreno libre para rendir a sus anchas bajo tableros.

El marcador se fue estrechando hasta que a falta de 20 segundos Andrade pone por primera vez por delante a su equipo con canasta y adicional (58-61) dejando a las madrileñas sin capacidad de reacción para firmar un triunfo casi épico.