Derrota sin paliativos del Calmear Rasoeiro en O Rosal ante el Novás en un partido en el que los grovenses, mermados en efectivos, nunca estuvieron en condiciones de competir frente a un rival que les superó, de inicio a fin, en todas la facetas del juego.

Ya de salida, en el minuto 9, el marcador reflejaba un parcial 7-2 que ponía a cada contendiente en su papel. Los contragolpes, tras robos de balón o lanzamiento marrado por los grovenses, abrían brecha y decantaban el partido en favor de los locales que, en el resto del primer tiempo, mantuvieron siempre una renta cómoda de entre 4 y 6 goles que se traducían en un 18-12 al descanso.

El arbitraje, que había comenzado muy exigente, acabó permitiendo más el contacto en la segunda parte y ahí la mayor intensidad defensiva del Novás, deseoso de agradar a su público, sentenció en el arranque tras volver a pista. La renta de los locales no hizo sino crecer. Ni el tiempo muerto de Quito Parada en el 38 con 25-16 cortó la sangría, que llegaba a su punto álgido en el 45 con trece goles de diferencia (32-19). Por entonces hacía minutos que los grovenses, con tras solo tres recambios de campo en el banco, entregaran el choque y Quito Parada aprovechaba para repartir minutos en espera de batallas más accesibles en jornadas venideras.

"La buena noticia -admite Quito Parada- es que se cumplieron los pronósticos de la jornada y perdieron sus compromisos los cuatro equipos que marchan por debajo en la tabla, con lo que seguimos manteniendo el colchón de cinco puntos sobre los dos puestos de descenso que ahora ocupan Carballal y Lavadores". A falta de siete jornadas, y dado el calendario, al Rasu los cálculos dicen que al Rasu le llegaría con sumar cuatro puntos para salvar la categoría, puede que incluso dos si son ante un rival directo de la zona baja. "Pero aún así -advierte el técnico- no hay nada hecho, existe mucha más igualdad que otros años y cualquier jornada con resultados adversos te puede poner a tiro de los de abajo".

Mientras, en segunda autonómica, el Asmubal confirmaba su línea descendente al caer de nuevo, esta vez a domicilio, ante el Campus Ourense por 20-18. Los meañeses mandaron siempre con rentas entre dos y cuatro goles que se traducían al descanso en un parcial de 9-11. Pero de nuevo, tal y como en jornadas precedentes, el equipo acusó la falta de efectivos y se hundió físicamente en el tramo final, posibilitando que los de Ourense se metieran en el choque.