Lo sucedido en el Juan Baleato no dejó para nada satisfecho al Arosa. Un equipo que no pudo plasmar en el resultado, que sí en el juego, la teórica superioridad que le otorga la clasificación y el potencial respecto al Dubra. Lo cierto es que los de Jorge Otero fueron capaces de lo mejor y también de lo peor, reflejado esto último en un error defensivo que originó el gol local.

La historia de los noventa minutos por parte vilagarciana fueron todo un episodio de querer y no poder. Dispusieron de ocasiones suficientes para volverse del feudo del Dubra con un resultado más que holgado, pero la falta de puntería en el remate terminó convirtiéndose en el mejor aliado de los locales para poder arañar un punto que dieron por muy positivo.

Desde el saque inicial el Arosa dejó patentes sus intenciones. Enfrente un rival que asumió su rol de equipo contragolpeador y replegado, si bien no era capaz de detener la oleada de buen juego que le vino encima ya desde la primera acción. Dos córners consecutivos intimidaron aún más a los coruñeses. Con Julio Rey de ejecutor, primero Hugo Soto y después Sylla, con un remate que repelió el larguero, hicieron los primeros méritos para abrir el marcador.

La intensidad y actividad de los once arlequinados sometía a los de Juan Baleato en todo momento. El premio a su buena disposición llegó en el minuto 13 con un tanto de en propia meta del ex arosista Munín. La acción se inició con un perfecto pase de Sergio Santos al desmarque de Hugo Soto quien, tras driblar al portero, remató a puerta y Munín lo mandó a gol en su intento de despeje.

Ese 0-1 supuso un cambio en lo establecido. El Arosa bajó inconscientemente la guardia. Parecía como si la sacudida inicial a su rival se hubiese parado de repente. El juego comenzó a tener más presencia en el medio campo defendido por los visitantes. La intensidad había cambiado de bando, pero la presencia en las áreas había desaparecido por completo.

El ímpetu de la reacción del Dubra parecía buscar en el balón parado su catapulta más efectiva hacia la portería. Y así fue como llegó el empate. Fue en una falta lateral que se peinó en el primer palo y llegó a pies de Ferreiro en el segundo. Lloves se lanzó al suelo provocando la caída del atacante sancionada con un penalti que fue muy protestado, por el propio derribo y por un posible fuera de juego previo. La pena máxima la transformó Peque y la acción le costó la sustitución a Ferreiro por la mala caída. Antes del descanso, el Arosa tendría una gran ocasión para volver a marcar, pero ni Sylla, ni Fran Matos ni Eloy acertaron a convertir los tres remates consecutivos que tuvieron en la misma acción.

El Arosa apostó por tener el balón y repartirlo con criterio para derribar el muro levantado por los locales en la segunda parte, pero los minutos pasaban y la ansiedad crecía por momentos pese al dominio. Otero movió el banquillo para apostar por la amplitud por bandas, pero el dominio fue decreciendo. El Dubra incluso tuvo alguna contra para hacer daño, aunque la mayor y mejor ocasión para el 1-2 la tuvo Cabanyes, tras un gol anulado a Sylla. El madrileño mandó al larguero un balón en una acción a puerta vacía que le dejó a él, a su equipo y a su afición con la incómoda sensación de haberse dejado dos puntos. En este caso el juego desplegado fue la mejor satisfacción, si bien el escaso botín al menos mantiene a los vilagarcianos en puestos de play-off a tres puntos del liderato del Bouzas.