Si es totalmente cierto aquello de que el fútbol son estados de ánimo, ayer ha quedado claro en Abegondo que el Arosa pasa por una fase de felicidad absoluta. Necesitaban los vilagarcianos un resultado como el logrado ante el filial deportivista para refrendar todo el buen hacer que han venido mostrando en las últimas semanas, pese a la racha de empates. Y lo consiguieron, victoria que además pudieron brindar a su presidente Manuel Abalo por su cumpleaños.

Méritos futbolísticos al margen, los de Jorge Otero se han convertido en un equipo con personalidad. Capaz de proponer una identidad definida independientemente de las hechuras del rival. Así saltó al césped de Abegondo dejándole claro al filial herculino que le iba a tutear y que no se iba a encontrar con un rival huidizo y pertrechado en torno a su área.

La presión alta se convirtió en el antídoto perfecto al elaborado juego de creación local. Nunca los de Cristóbal Parralo tuvieron la sensación de tener controlado el juego. Enfrente estaba una escuadra que defendía atacando el balón en bloque. El todos a una en el trabajo era el leiv motiv, y si bien el pulso apenas daba origen a situaciones de claro marchamo de gol, no es menos cierto que la sensación de agobio era palpable en los coruñeses. Obligado a un cambio de guión para acercar el balón a las inmediaciones de Lloves, la seguridad de la dupla de centrales arlequinada formada por Aitor Díaz y Vitra se encargaba una y otra vez de hacerle la tarde lo más cómoda posible a su portero.

El paso de los minutos empezó a darle la manija a los visitantes. Sergio Santos aportó fluidez por dentro y la amplitud se la ponía especialmente un Suso Martínez que realizó una soberbia exhibición de dominio en la banda izquierda. Tal fue el lucimiento del lateral pontevedrés que en la segunda parte la afición de Abegondo no pudo reprimir el aplauso a tanto despliegue.

El 0-1 llegó por medio de la estrategia. Sergio Santos sirvió una falta desde la medular a la espalda de la defensa, precisamente al espacio en el que apareció Sylla para estrenar su cuenta goleadora de la temporada con una maniobra técnica de clase. Primero con el control y luego con una sutil definición por encima de la salida de Álex Cobo.

Cuando más cómodo empezaba a sentirse el Arosa se produjo el empate en una desafortunada acción. Una falta rápida botada por los blanquiazules que terminó en un servicio desde la banda que Aitor Díaz desvió a la portería en su intento de despeje. La parábola que hizo el balón superó por alto a Lloves que no tuvo ni tiempo de reacción.

Ni siquiera el empate alteró demasiado el orden establecido, pero el partido sufriría un cambio importante de rumbo cuando el colegiado dejó con diez a los locales al filo del descanso por la protesta de Lucas tras una señalización. La expulsión obligó a un replanteamiento en el vestuario coruñés en el descanso y el empate ya se veía con buenos ojos. Sin embargo enfrente hubo un equipo que mostró instinto y ambición.

Los de Otero tuvieron el balón y lo jugaron casi siempre acertadamente, si bien lo claro se iba tornando oscuro a la hora del resolver en la zona de definición. La entrada del juvenil Carlos Torrado aportó aún más profundidad por banda derecha y el Arosa acentuaba su superioridad. Pero pese al buen juego, la falta de gol hizo que el triunfo se fraguase de nuevo en una acción a balón parado en la que Aitor Díaz se desquitó de su gol en propia meta con un certero cabezazo tras un perfecto saque desde la esquina de Fran Matos.

El Deportivo B arriesgó entonces con defensa de tres, pero la solidez intachable en defensa del Arosa le permitió tener un plácido final en una victoria con mensaje.