Derrota de muy difícil digestión la padecida por el Ribadumia. Elementos fuera de cualquier control como la fortuna o el arbitraje jugaron una muy mala pasada a un equipo que se vio injustamente castigado sin premio al esfuerzo realizado sobre el terreno de juego.

Y es que los de David Sierra nunca fueron inferiores a su rival, aunque sí en número a partir del minuto 20 cuando el colegiado se inventó una expulsión a Miguel Vázquez que desesperó a jugadores, técnicos y afición local. Antes los aurinegros habían tenido tiempo incluso para ponerse por delante. Solo iban dos minutos de encuentro cuando la conexión entre Changui y Adrián Camiño se convirtió en el 1-0 marcado por el vilagarciano con un certero zurdazo cruzado.

El Ribadumia tenía y proponía con el balón, pero todo cambió en un momento a raíz de la polémica expulsión. A ello se le unió poco después el empate en una acción en la que los locales reclamaron que David Álvarez se valió de la mano en el control de la pelota antes de conectar el disparo.

En inferioridad y con los ánimos encrespados, en la segunda parte los locales juntaron líneas. Le tocaba al Barco llevar el peso y lo cierto es que le estaba costando generar situaciones de gol. Tuvo que ser a balón parado como llegase el tanto de Vales al rematar un buen servicio al segundo palo que sorprendió a la defensa local.

Pese a lo complicado del escenario, los de David Sierra no bajaron los brazos y se fueron a por la portería rival con todo lo que tenían. Pero ni por esas, el larguero se encargó de frustrar una acción de Changui e incluso Manu Táboas subió a rematar dos saques de esquina en las postrimerías. Pero el 1-2 resultaría inamovible dejando a los aurinegros golpeados en lo anímico y en lo clasificatorio.