Llegado desde las categorías inferiores, Charlín nunca ha perdido de vista las posibilidades de los jugadores que el Céltiga trabaja desde sus escuelas hasta juveniles. De hecho, a principio de temporada, contaba con siete jugadores salidos de la fábrica de A Bouza. Muchos de ellos se ganaron, a base de esfuerzo, minutos e importancia en un equipo en el que no se regalaba nada si no se presentaban credenciales suficientes de esfuerzo e implicación.
- Decía usted sobre el mismo césped de Baltar que el ascenso era el fruto de un trabajo iniciado en mayo del año anterior. ¿Ese es el camino que se debe seguir?
- Este año se creó una base nueva sobre la que trabajar y creo que ya tenemos mucho camino hecho porque sé que los jugadores van a cumplir. Ahora nos toca dar el salto de calidad con la gente que se incorpore para afrontar la próxima temporada. Tengo predilección por un perfil de jugador joven, que quiera crecer y que se implique con el equipo, pero también soy consciente de la necesidad de contar con gente veterana, que estén concienciados de cual es su rol. Sería maravilloso que todos los jugadores del primer equipo fuesen canteranos, pero no podemos saltar etapas. Debemos ir paso a paso con ellos y que puedan crecer, algo que ocurrió este año, por ejemplo.
- ¿Va a tener, entonces, la cantera un peso específico en la plantilla?
- Hay que dar oportunidades a todos, pero también ellos tienen que ganárselas. Me confieso un enamorado de la cantera, de la que nunca me olvido porque gracias a los chavales estoy en el Céltiga, pero también debemos ser conscientes de que ser canterano no puede convertirse ni en ventaja ni en desventaja con el resto de jugadores.
