No pudo ser y el Circuitos Galicia regresó de Narón sin Copa. Todo estaba en contra, jugar en cancha adversa y ante un equipo superior que, de hecho, había logrado de forma holgada el ascenso. Y más aún cuando, tras unos primeros momentos de igualdad, los locales se fueron seis arriba (14-8), ventaja que los meañeses maquillaron un tanto al descanso al que se llegó con un parcial de 16-12, pero con la sensación de que el Narón había sido superior.

En la segunda parte la renta local creció hasta una máxima de siete. Pero un tiempo muerto meañés y el cambio a defensa 3-3 cundió efecto. El equipo empezó a robar balones, Prieto aportó desde la portería y el acierto en las contras devolvió el Circuitos Galicia a la lucha por el partido hasta el punto de ponerse a uno (22-21). Dispuso incluso de balón para empatar, pero Álvaro no acertó a definir una penetración por el extremo con un contacto no penalizado, y en la contra el Narón se fue de dos.

Aun así los meañeses, que estuvieron apoyados en la grada por un nutrido grupo de aficionados que llenaron el autobús que se desplazó con el equipo, protagonizaron un último arreón ya dentro del último minuto. Cayendo por 28-27 realizaron una defensa extenuante en busca de una posesión que les diera la opción de empate, pero la jugada, tras una serie de rechaces con fortuna para los locales, acabó en un lanzamiento local que subió el 29-27 a falta de 11 segundos.

Víctor Garrido reconoce que el equipo regresó con sensación agridulce: "Teníamos el partido perdido, pero cuando remontamos en la segunda parte, nos pusimos a uno y con balón para empatar, ahí tuvimos la posibilidad de ponerlos contra las cuerdas, fue remar para caer en la orilla, pero cuando menos el equipo dio la cara ante un Narón que era favorito".