El Ribadumia acaricia la permanencia. Logros como el conseguido en Os Carrís no hacen más que confirmar que la línea de los de David Sierra nunca han dejado de ser ascendente en la segunda vuelta. Además, cuando a la victoria se le suma la autoridad con la que se consiguió, el refuerzo es todavía mayor para un equipo que con 42 puntos ya está muy cerca de certificar el objetivo de la permanencia.

La tensión de los locales, con una dinámica inversamente proporcional a la del Ribadumia, se hizo notar durante todo el encuentro. El Barbadás se mostró mucho más preocupado en su planteamiento de abortar el juego ofensivo local que de poner en peligro la portería de Manu Táboas. Con lo que no contaban los ourensanos es con una nueva maestría futbolística de Changui. El de Boiro volvió a destapar el tarro de sus esencias goleadoras con otros tres tantos para su colección de más de trescientos a lo largo de su carrera.

Quedó patente sobre el sintético de Os Carrís la incontestable superioridad de los ribadumienses. Apenas había manifestaciones en ataque de los ourensanos. Sus únicas dos tentativas acabaron en sendos disparos lejanos sin demasiada convicción de Isi y Alfredo.

Changui ya dio el primer aviso de lo que sería capaz de hacer. Fue tras un excelente pase filtrado de Nando, pero el local Miguel logró evitar el remate en el área pequeña jugándose el tipo en la acción. La jugada no terminó en gol, pero sí consiguió meter el nerviosismo en la defensa ourensana. Algo tuvo que ver cuando poco después un error en el despeje entre Vieytes y Quintairos dejó el balón a pies de Changui que, tras controlar en la vertical del palo izquierdo, batía a Miguel de tiro raso cruzado.

Todo estaba sucediendo según el plan trazado por Sierra. Ni siquiera los condicionantes de las dimensiones y la superficie de Os Carrís se convirtió en una desventaja. Aunque con menos elaboración que otras veces, el Ribadumia sí era capaz de tener el balón en zonas alejadas de su portería.

Todo se puso mejor aún para los intereses visitantes cuando Changui volvió a aparecer en una internada por banda izquierda. Su intento de pase al área se convirtió en un rechace de Olí que volvió nuevamente a los pies de delantero visitante que conectó un disparo cruzado sobre la izquierda de Miguel que terminó por ser el 0-2 a solo un minuto del refrigerio del descanso.

El mazazo para los de Peluso fue considerable. El partido estaba marcado en rojo como punto de inflexión, pero el marcador y la falta de recursos ofensivos estaban martilleando el ánimo de los locales y de su afición.

No se esperó lo más mínimo para tratar de revolucionar el partido desde el banquillo. El Barbadás mostró una mayor energía, pero con el mismo resultado nulo de cara a la portería rival. Era incapaz de generar ocasiones de verdadero peligro ante un Ribadumia muy bien plantado en todas sus líneas. Los de David Sierra se adaptaron a la perfección a las circunstancias y jugaron con la ansiedad del rival. El ejemplo fue el tercer gol de Changui, cuando Agus intercepta un pase en la zona de creación local para habilitar a su compañero a la espalda de la defensa y, ante la salida a la desesperada de Miguel, toca sutilmente para alojar el esférico en el fondo de la portería ourensana. Era la puntilla para los locales.

En los últimos quince minutos los ourensanos intentaron reaccionar. Moisés tuvo en sus pies el gol del honor tocando lo justo Manu Táboas para que un compañero suyo sacase el peligro. El Barbadás se fue arriba con balones directos al área para lo que acumuló muchos jugadores en posiciones ofensivas.

El Ribadumia también tuvo ocasiones para desplegarse, pero algunas imprecisiones en el último pase no permitieron más celebraciones goleadoras. En un córner Moisés Pereiro hizo el 1-3 que sería definitivo y que deja a los arousanos en la duodécima plaza a la espera de recibir a un Choco lanzado hacia el play-off.