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El perfecto conocedor del Xuven

Emiliano Estonllo ejerce de utilero del equipo desde hace una década - Su abnegada dedicación al club le convierte en voz autorizada para analizar la delicada situación

Emiliano, en el despacho de O Pombal desde donde atiende todas las necesidades del equipo. // I. Abella

El vestuario del Xuven no sería el mismo sin la presencia de Emiliano Estonllo. Todos los jugadores, entrenadores y miembros del club con los que este cambadés ha compartido aventuras y desventuras a lo largo de los últimos diez años le tienen en buena estima. Del equipo que hace diez años se encontraba en las catacumbas de la Primera Autonómica al que ahora está compitiendo en LEB Plata solo hay dos supervivientes. Uno es el delegado Ricardo Fernández y otro es el bueno de "Emi".

No oculta el utilero amarillo que "si el Xuven lo está pasando mal yo lo paso aún peor". Y es que resulta difícil encontrar en cualquier entidad deportiva ejemplos de identificación y compromiso así. Su vínculo con los clubes más representativos de Cambados viene de antiguo. Junto a su padre ya se encargaba de todo lo relativo a las necesidades del día a día del Juventud de Cambados en la época de Sito Miñanco. Todavía recuerda abrumado la cantidad de ropa que tenía que lavar a diario en aquel equipo de los Dibuja, Bericart o Richard, entre muchos otros.

Poco a poco el baloncesto le abrió las puertas y su irrupción en el equipo se convirtió en una bienvenida cargada de respeto y admiración por todo aquel Xuven que por aquel entonces competía en Primera Autonómica. Su capacidad para estar atento al más mínimo detalle permitía al equipo estar centrado única y exclusivamente en el baloncesto. Nunca se perdió un partido ni siquiera un entrenamiento y diez años después su presencia es imprescindible en el día a día del equipo dirigido por Miguel Ángel Hoyo.

A tenor de una valía y capacidad de trabajo más que demostrada, Emiliano se convirtió en un importante activo de la entidad. Los muchos jugadores que saben de su capacidad lo tienen en muy buena estima. Tanto es así que no son pocos los regalos que las diferentes plantillas le hicieron a lo largo de estos años. Poco dado a expresar sus emociones, salvo cuando el Xuven está compitiendo, todavía se acuerda con cariño de una bicicleta que le regalaron los jugadores. Más pena le produce recordar que pocas semanas después algún amigo de lo ajeno se la agenció a las puertas de O Pombal.

Siempre ataviado con una de sus muchas gorras y con el escudo del club al pecho, Emiliano se encarga cada día de que todo esté en perfecto estado de revista. Desde más de una hora antes de la llegada del equipo a cada entrenamiento o partido, ya se encuentra en las entrañas de O Pombal para preparar la ropa de entrenamiento -que él mismo lava y seca en el pabellón-, las toallas y situar en cada zona del vestuario los enseres necesarios para cada jugador.

La personalización de las botellas de agua o líquido isotónico también las ejecuta con especial maestría, al igual que la limpieza de un parqué que espera reluciente antes de cada entrenamiento o partido del primer equipo. Incluso durante cada sesión se pone a los mandos del marcador para controlar tiempos y parciales. Incluso no son pocos los que han quedado impresionados con su labor como árbitro en algunos partidos preparatorios. Es tal el volumen de baloncesto que ha acumulado en la última década que incluso se conoce a la perfección cada situación táctica que se trabaja diariamente.

Nadie como él sabe la cantidad de sudor y esfuerzos realizados para poder llegar a la categoría de bronce del baloncesto español. Es por ello que no duda en pedir a toda la comarca el apoyo para que el equipo logre la permanencia. "Tenemos que animar del primero al último minuto. Yo seré el primero en hacerlo desde mi posición al lado del banquillo, pero el equipo tiene que mirar a la grada y darse cuenta de que ese partido se tiene que ganar y se va a ganar. Yo ya no puedo hacer nada más", afirma emocionado.

En su diagnóstico del estado del equipo, emitido desde el más amplio conocimiento de las sensaciones del conjunto, Emiliano considera que "la lesión de Baru nos hizo bastante daño. Nos daba una fuerza que echamos de menos todo el año". Aún con ello subraya que "equipo y afición tienen que ser una piña ahora que se necesita más que nunca".

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