Hablar de suerte en el deporte, es echar mano de uno de los recursos más utilizados para justificar un mal resultado. Sin embargo, el partido de ayer del Rápido ante el Cerceda, que debió finalizar como mínimo con un reparto de puntos, concluyó con una derrota que acentúa todavía más la crisis de resultados del conjunto aurinegro, que tan solo ha sumado cinco de los últimos treinta puntos disputados.

El equipo de Jorge Otero, en líneas generales, hizo un buen encuentro. Pagó muy caro un despiste de Portas y de Sergio Ríos, el primero por entretenerse con el balón cuando era el último hombre, y el segundo por estar fuera de su portería. Si al Rápido se le puede achacar un defecto en el partido de ayer ante el Cerceda, ese no fue otro que no disparar a portería y querer entrar con el balón hasta el fondo, y así no se ganan los partidos. A pesar de todo, el Rápido tuvo sus oportunidades, como el penalti errado por Tomás a nueve minutos para el final, o el tiro al palo de Oki a falta de tres. También es cierto que el Cerceda lanzó al palo, pero al igual que sucedió el miércoles ante el Mérida, son esos riesgos que asumes cuando vas por detrás en el marcador y casi no queda tiempo por disputarse. Ayer en Bouzas el Cerceda no fue superior al Rápido. Por momento, el equipo de Jorge Otero jugó más y mejor que los coruñeses, pero en esa ocasión sí que es cierto que la fortuna jugó un papel decisivo.