El Ribadumia ha añadido una nueva evidencia a su emerger de las últimas semanas. Ante el Órdenes logró una de esas victorias labradas a base de comunión colectiva y de fe inquebrantable en el plan a ejecutar. El abrazo que se produjo entre cuerpo técnico y banquillo tras el gol de Arán que suponía el 2-1 es otro significativo hecho para la esperanza que añadir a lo futbolístico.

A Senra se presentaba ayer como un espacio limitado a las exquisiteces. Tocaba traicionar un poco el estilo en pos de los tres puntos y lo cierto es que el Ribadumia sufrió una mutación perfecta. Los de Sierra se mimetizaron con la meteorología y en poco recordaron a ese equipo pausado en la tenencia de la pelota. Ayer no tocaba. Hubo que ponerse en modo intensidad máxima y lo cierto es que fue una actuación completísima.

Desde el arranque quedó claro que había que llevar el balón lo antes posible al área rival. Changui ejerció de referencia para aplicar su clarividencia ofensiva en una tarde en la que curiosamente se quedó sin marcar, pese al enorme trabajo realizado.

Fran Matos avisó pronto con un disparo que se fue arriba y el Órdenes dio rápida respuesta con una falta lateral con doble remate en el área sin éxito. Pero a la segunda, y por otra parte última intentona, lo logró. Fue en una diagonal desde su campo de David Rey a la espalda de los centrales que generó dudas en la salida de Javi Sánchez. Ángel leyó a la perfección el miedo para batir por alto al portero cordobés que arrancó tarde a por ese balón al espacio.

A partir de ese 0-1 el campo de A Senra se inclinó hacia la portería visitante. Fue un fusilamiento impenitente. Todos y cada uno de los jugadores ofensivos locales tuvieron opción de marcar. Hugo primero con un centro chut que salió rozando el poste, Changui con una falta y un posterior remate dentro del área, Nando con un balón suelto que obligó a lucirse a Mario... Y así hasta que llegó el merecidísimo empate en un perfecto cabezazo de Miguel Vázquez tras un córner bien servido por Hugo.

Tras el paso por el descanso para cambiar los uniformes tras tanta mojadura en la primera parte, el viento le ganó en protagonismo a la lluvia. Pero el Órdenes, ni con la fuerza de Eolo a su favor, fue capaz de protegerse del fútbol huracanado de los aurinegros. No tardaron en avisar de sus intenciones con una buena acción de Nando que Hugo remata en el primer palo evitando Mario el tanto.

Las disputas eran continuas, pero los locales llegaban siempre medio segundo antes a cada balón. Hubo que esperar a obtener el fruto a tanta insistencia. Nuevamente el tanto llegó en un córner servido por Matos y que Arán mandó con jerarquía al fondo de las mallas.

Con un equipo aurinegro ya desatado en su fe el 3-1 no se demoró demasiado. El recién entrado Mou profundizó hasta la línea de fondo para servir un centro que Nando, anticipándose a la defensa, convierte en gol. Ni esa ventaja arredró el empeño del Ribadumia y Hugo también pudo celebrar un tanto tras un genial pase de Changui que el pontevedrés resolvió de manera magistral para redondear todo un baño de fútbol.