El Ribadumia ha conseguido desterrar sus fantasmas, al menos momentáneamente. El holgado triunfo logrado sobre el Silva viene a compensar parte de la penitencia que llevan ya encima los aurinegros y, de paso, poner fin a muchas malas y negativas rachas.
No hubo que esperar demasiado tiempo para empezar a entender por donde transcurriría el choque. Y es que solo treinta segundos necesitaron los locales para crear su primera ocasión. Fue tras una internada de Óscar Río por banda izquierda que sirve un centro al primer palo donde Changui, en disputa con el defensa, envía fuera.
El Silva no se alteró lo más mínimo. Siguió manteniendo su estructura de dos densas líneas defensivas con un repliegue que esperaba a partir de la medular. Al Ribadumia le tocaba tener la iniciativa y la asumió con entereza, si bien los coruñeses supieron contrarrestar las fases iniciales de posesión local. Con Gabi incrustado entre los centrales y los laterales muy avanzados, los de David Sierra tenían dificultades para conectar con sus jugadores ofensivos hasta que apareció en escena Julio Rey.
La primera manifestación de calidad del vilagarciano llegó en una magnífica jugada individual por banda derecha que le llevó a plantarse solo ante Guille, pero cuando quería servir en bandeja el gol a Changui un mal bote del balón convirtió la asistencia en una inocente cesión al portero. Nuevamente Rey tuvo opciones de hacer gol tras una dejada de Changui, pero su disparo mordido fue rechazado por la defensa. A la tercera sería la vencida y, tras un magistral quiebro en la frontal del área, Julio Rey disparó obligando a Guille a intervenir. El rechazo cayó nuevamente a manos del jugador local para ceder a Hugo y que éste marcase a puerta vacía. Un 1-0 más que merecido para llegarse al descanso. Unos primeros 45 minutos en los que la presión tras pérdida del Ribadumia ahogó por completo a un Silva que ni se acercó por el área de Javi Sánchez.
Por si quedase alguna duda de quien fue el MVP del partido, solo hubo que esperar tres minutos de la reanudación. Un gran pase a la espalda de Changui a Hugo plantó al extremo pontevedrés en el mano a mano ante Guille. El rechace de su disparo llegó a la bota derecha de Julio Rey para hacer el tanto que le faltaba para culminar su buen partido. Incluso antes de pedir el cambio tras su enorme desgaste fue capaz de añadir más crédito a su sociedad con Hugo con un gran pase cuyo remate tuvo que sacar el coruñés Beto en la misma línea de gol.
Con el 2-0 los locales supieron adaptarse al escenario. Tenían claro que lo más importante era salvaguardar su portería para evitar que se repitiesen sus peores pesadillas. El Silva estaba obligado a ceder espacios para tratar de llegar a la portería rival y el Ribadumia hizo de la banda izquierda una auténtica autopista. Por ahí llegó una muy buena pared entre Changui y Julio Rey que terminó en un disparo mordido del goleador boirense. Quería marcar y lo hizo con un penalti que él mismo provocó tirando de oficio de delantero.
Ese 3-0 disipó cualquier tipo de temor. No solo por la ventaja sino sobre todo por la sensación de autoridad que estaban teniendo los locales sobre un rival que no fue capaz de realizar un lanzamiento a portería en todo el partido. Incluso se dispuso de varias ocasiones claras para ampliar la diferencia. Una de ellas fue a cargo de un activo Agus que enganchó una volea que dio en el larguero. Poco después el propio Agus asistió a Hugo en un contra pero su remate se fue excesivamente cruzado solo en el punto de penalti.
En definitiva, tres puntos que sacan al Ribadumia de la última plaza y que refuerzan su apuesta por el buen fútbol.
