- El arbitrar en canchas como las que hay en Turquía o en Grecia debe ser toda una experiencia.

- Hay un gran ambiente. Son cosas que gustan. Igual que la primera vez que fui en Liga LEB a Zaragoza con 12.000 personas en el Príncipe Felipe o la liga LEB que había en Fuenlabrada. Lo mismo que cuando debuté en Euroliga en Belgrado en un partido del Estrella Roja. Hora y media antes había 20.000 personas en el pabellón. Luego empiezas el partido y te gusta que haya ambiente, pero te olvidas. No eres consciente si hay 1.000, 2.000 o 15.000. Estás arbitrando y focalizas toda tu atención en hacer tu trabajo.

- Se supone que el nivel de exigencia que supone un baloncesto de tan alto nivel como el de ACB o de Euroliga es brutal.

- Cada partido es un esfuerzo físico y mental muy grande. La velocidad de juego es bastante rápida. Hacen las cosas al triple de velocidad de un partido de otras categorías y el desgaste mental es muy grande. Eso te cansa muchísimo. Me canso mucho menos después de correr hora y media. Incluso después de un partido cuesta coger el sueño porque supone el vaciarte físicamente, pero también tienes un subidón grande de activación tras cada partido y cuesta volver a tu estado de calma.

- Este año le hemos podido ver arbitrando en el Torneo EncestaRías. Y es que ya hacía tiempo que no se le veía vestido de árbitro por aquí. Últimamente ha venido más como alumno o entrenador.

- Sí, hacía bastante que no venía, pero me acuerdo mucho de una fase final de Primera Nacional en Cambados hace muchos años y de partidos del Inelga. También del Vilagarcía Basket Cup. La verdad es que envidio el ambiente de baloncesto de Vilagarcía. En A Coruña se lo digo a mucha gente. Mucha gente habla de baloncesto y se vive mucho el baloncesto en Vilagarcía. El Torneo EncestaRías estuvo muy bien organizado. Vilagarcía me transmite un ambiente muy sano de baloncesto y el ciclo también ayuda a ello.