El Ribadumia encadena una segunda jornada consecutiva puntuando gracias al empate logrado en A Magdalena. Los de David Sierra redondearon un encuentro muy serio en todas las partes del campo e incluso dispusieron de un mayor número de ocasiones que el Villalbés para hacerse con los tres puntos.

Tras unos compases iniciales de tanteo, lo cierto es que el conjunto aurinegro pronto empezó a encontrarse mucho mejor que su rival. Los de David Sierra eran capaces de conservar más el balón ante un cuadro lucense que tenía en el balón directo el hilo principal de su discurso ofensivo. Fueron los visitantes lo que incluso llegaron a abrir el marcador por mediación de Changui. El experto goleador volvió a hacer gala de su oportunismo para culminar una perfecta asistencia de Gabi.

El efecto del tanto fue tremendamente negativo para los locales. Perdieron la posición por completo y también el balón ante un Ribadumia que sentía como estaba atravesando por una fase de partido que le podría dar muchos réditos. Sin embargo, todo se quedó en anda. A veces por mala puntería y otras por la mala fortuna.

La primera acción en la que los de David Sierra pudieron ponerse por delante terminó repelida por el larguero. Una buena acción trenzada por banda derecha culminó con un centro cuyo rechace cayó a botas de Fran Matos en la frontal del área. El potente disparo del centrocampista vilagarciano botó violentamente contra el suelo tras rebotar en la madera e incluso hubo jugadores que reclamaron que el balón había superado la línea de gol.

No se quedaría ahí la avalancha arousana puesto que Agus no pudo culminar una buena acción de contraataque y poco después se desperdició una situación de superioridad por mala ejecución en un pase que dejaría a Changui camino expedito a portería.

Por aquello de lo inexplicable del fútbol, llegó el empate cuando menos se contaba con ello. Fue una acción tan espectacular como aislada en la dinámica que estaba llevando el encuentro. Iago Blanco, el mejor de los lucenses, hizo gala de una precisión milimétrica para marcar por la escuadra un disparo imparable desde fuera del área. Con ese mazazo para las huestes visitantes se llegó al descanso.

Lejos de asustarse con la vuelta al partido del Villalbés, el Ribadumia volvió a apuntar directamente el propósito de su fútbol hacia la portería rival. Agus volvió a disponer de una nueva cita con el gol, pero perdió nuevamente el mano a mano. El banquillo local pronto buscó agitar el partido ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, pero su fútbol seguía limitándose a la estrategia y a los balones colgados al área.

La entrada de Julio Rey aportó mayor frescura. Dos internadas suyas, una por cada banda, pusieron el miedo en el cuerpo a los lucenses. También tuvieron tiempo para sustos los de A Senra cuando Iago Blanco se quedó solo ante Manu Táboas, pero el cancerbero le cerró perfectamente los espacios para salvar la más clara ocasión local.

Ya con el tiempo apretando, ambos equipos firmaron un armisticio futbolístico para no perder en los últimos minutos lo que tanto había costado conseguir.