El paso por O Poboado dejó al Ribadumia sin recompensa a su valiente propuesta. El 1-0 definitivo no hace justicia a lo sucedido sobre un terreno de juego en el que el dominio de los aurinegros fue en aumento con el paso de los minutos. Tanto que en la segunda parte lo único que faltó fue el gol para compensar el buen juego mostrado.
Muy lejos de su nivel real empezaron el encuentro los de David Sierra. La precipitación en sus fases ofensivas echaba por tierra la intención de presionar tras pérdida. Lo cierto era que no se encontraban cómodos a la hora de administrar el balón, pero tampoco el As Pontes podía explotar su idea de transiciones rápidas .
La dinámica establecida se convirtió en un pulso sobre el terreno de juego de lo más equilibrado. No había un claro dominador porque las pérdidas de balón y la falta de profundidad fueron defectos compartidos por ambas escuadras. Sin embargo, la sensación que planeaba en el seno del equipo visitante era que el partido podría caer de su lado a poco que consiguiesen aplicar una mejor lectura a su juego con balón. Las dos aproximaciones de las que gozaron en la primera parte ayudaron a potenciar esa impresión de que el botín estaba al alcance de la mano.
El paso por vestuario sirvió para ordenar ideas, pero sobre todo para insistir en la necesidad de manejar mejor el balón para dominar el ritmo del partido. Las fases de posesión en el caso del Ribadumia fueron más elaboradas. La pelota se distribuía a una velocidad adecuada y el As Pontes empezaba a sentir cierta sensación de agobio.
El cambio de rumbo en lo que empezaba a ser una dinámica favorable a los de Sierra cambió pronto. Parecía que la única opción que iban a tener los locales de acercarse a la portería rival sería con acciones a balón parado, como así fue. En un momento de asedio de los de Pablo López, y tras tres córners consecutivos, llegó la acción del gol. Fue en una salida de Manu Táboas en la que los ribadumienses reclamaron falta sobre su portero. El árbitro no lo estimó así y el balón muerto en el área pequeña cayó a pies de Dani para mandarlo al fondo de la red.
Era el momento de buscar en el banquillo la posibilidad de recuperar opciones. Sierra dio entrada a Jon y al debutante Julio Rey y el juego entró en una dimensión diferente. La pelota era exclusiva de los de Ribadumia. Incluso su buen fútbol le permitió gozar de hasta tres manos a manos ante el portero. Changui desperdició dos de ellos, sumándose Agus a esa dinámica de errores.
Con un As Pontes muy replegado tratando de capear el chaparrón futbolístico que se les venía encima, y cuando más cercano parecía el empate, los de Pablo López dispusieron de alguna situación de contra que a punto estuvo de cerrar el encuentro. No fue así, y la inquietud por lo escaso de la diferencia se mantuvo, sobre todo por la intensidad puesta por un Ribadumia que, al igual que le sucedió la pasada jornada ante el Verín, se quedó sin puntos que llevarse a su casillero, pese a los méritos contraídos para ello.
