El retraso en las obras está obligando a los más de cien palistas y entrenadores a entrenarse en unas lamentables condiciones. La precariedad es tal que una carpa y una caseta de obra son los improvisados vestuarios de los que disponen desde el pasado invierno.

Desde el pasado mes de septiembre las piraguas del As Torres se almacenan en los terrenos de la piscina municipal, donde también se ha instalado un pequeño vestuario, "tenemos de mano a un carpintero en el club que nos ayudó, pero solo es para cambiarse porque no disponemos de duchas. Llevamos así desde septiembre y se hace cada vez más incómodo", señaló el presidente Rubén Tobío.

Además, los diferentes palistas tienen que desplazarse a diario al pabellón municipal para realizar sus trabajos de fuerza obligatorios en la preparación de una temporada que ya está en plena ebullición.

El presidente catoirense sostiene también que "es una situación que nos está perjudicando mucho. Queríamos empezar con la captación de niños cuanto antes y en estas condiciones no podemos. Lo peor de todo es que seguimos sin saber cuándo vamos a poder disponer de la nueva sede".