Los promotores de la llegada del Dakar a Galicia tienen sentimientos contradictorios al valorar esa aventura. Han sido muchas horas gastadas en vano, dinero empeñado en viajes, esperanzas que han dejado un poso amargo al diluirse. Pero también pervive en ellos que no existen retos imposibles. El éxito los empuja a nuevas empresas.

"Más que el esfuerzo económico y profesional, duele la ilusión que habíamos volcado en esto", comenta Malingre, que añade un mensaje voluntarista: "La lectura de esta historia es que quién quiere puede. Y con esa idea trabajaremos a partir de ahora". Recuerda el escepticismo de aquel primer vuelo a París del que reunión a reunión se fueron desprendiendo: "Si peleas y llamas a las puertas, a veces se te abren más de que lo esperas".

De Andrés también saca una lección vital: "En lo tocante al terrorismo islamista, ya sabíamos cómo nos puede afectar desde el 11-M. Pero no deja de sorprender cómo acontecimientos que a veces consideras tan distantes pueden influir en tu vida".