Vigo hubiera sido el punto de partida del Dakar en 2009. Santiago, el de 2010. Así lo había acordado Amaury Sport Organisation (ASO), propietaria del raid, con un grupo de empresarios gallegos. La suspensión de la edición de este año por culpa de la amenaza terrorista en Mauritania y el cambio de ruta que supondrá apartan a Galicia del milagro.

El itinerario tradicional de la carrera por el norte de África se ha convertido en una terquedad inviable. Los organizadores se plantean diferentes alternativas: Hungría, Chile, China... Ninguna permite que la salida se efectúe desde la Europa meridional. En Lisboa, arranque por tercer año consecutivo, debería haberse celebrado hace una semana la entrega del testigo a la próxima ciudad de origen. Los gallegos hubieran protagonizado la ceremonia.

Es el día que ya nunca vivirán cuatro pioneros que en noviembre de 2005 tuvieron un arrebato descabellado, sobre el que edificaron paso a paso el proyecto que ASO ya había aprobado. Todo estaba atado, menos la violencia salafista que movió al gobierno francés a aconsejar la suspensión de la carrera. "No está totalmente descartado que el Dakar aún pueda salir de Vigo, pero es casi imposible", reconocen los muñidores del concierto gallego.

Son, en su origen, José Enrique Elvira, de Eventos del Motor; Arturo Malingre, socio de Elvira en otros negocios; Juan Carlos de Andrés, de Organizia. Los tres se han especializado en la ejecución de acontecimientos deportivos, aunque jamás habrían imaginado que de semejante magnitud. Traer el Dakar a Galicia fue una simple conversación de sobremesa entre amigos en aquel otoño de 2005. Pero una charla que sobrevivió al licor de los postres.

Quizá no acierten a explicar qué les invitó a probar fortuna. Pero tentaron al destino y enrolaron a Daniel Dutuel. El ex jugador del Celta, afincado en Vigo y hoy dedicado a seguros para deportistas, estaba destinado a actuar como heraldo en Francia. El 14 de diciembre tomaron un avión a París.

La primera sorpresa fue que en ASO aceptaron recibirlos. Esta macroempresa gestiona el Tour de Francia, además del Dakar, y posee el diario deportivo L´Equipe. Esperaban una aduana insalvable en su sede, algún bedel ceñudo que los expulsase del paraíso. Pero acabaron sentados en el despacho del director de eventos deportivos, Gilles Giourdan. La seriedad de la propuesta le convenció.

La idea era magistral en su sencillez. En 2010 se celebra el Xacobeo. La salida desde Vigo en 2009 prepararía la de un año después desde Santiago, coincidiendo con la apertura de la puerta santa de la catedral. Salir desde una de las sedes espirituales del cristianismo y llegar a un país islámico. ASO, que se ufana de unir religiones y culturas mediante el Dakar, percibió las ventajas del simbolismo.

Por si acaso aquellos cuatro hombres eran unos locos temerarios, ASO los invitó a la salida de 2006 desde Lisboa. Lo que vieron no les asustó. Insistieron y en mayo de ese año los franceses les confirmaron que querían venir a Galicia. Una comisión se presentó en Vigo el 25 de julio. Hasta la fecha cuadraba. Era un señal inequívoca.

Infraestructura adecuada

Los emisarios de ASO visitaron diversas localizaciones. El IFEVI para las verificaciones con el aeropuerto a un paso, Samil y Montero Ríos como escenarios de otros actos. En el Auditorio de Caixanova se efectuaría la recepción a los pilotos. En Santiago, el multiusos del Sar, el Monte del Gozo y el Hostal de los Reyes Católicos fueron examinados. La imagen de camiones, coches y motos en la plaza del Obradoiro alborozó a los galos. La infraestructura se adecuaba al Dakar, que en 2006 había reunido 700 vehículos entre asistencias y participantes. El 13 de septiembre los cuatro promotores recibían la carta en la que ASO los nombraba sus representantes oficiales.

Faltaba el apoyo institucional. Elvira, Malingre, De Andrés y Dutuel se dirigieron a la Dirección Xeral para o Deporte, capitaneada en aquella época por Santiago Domínguez. Le presentaron una propuesta económica y el político se entusiasmó. Además de la salida, la primera etapa transcurriría por Lugo y Ourense. Todo el país quedaba implicado. El 29 de noviembre de 2006 la Xunta emitía su plácet. En el restaurante vigués Saíllo se produjo el apretón de manos con Giourdan.

Y entonces el castillo comenzó a desmoronarse. El riesgo de un ataque terrorista provocó la suspensión de dos etapas en 2007. Se comenzó a manejar la hipótesis de modificar el formato. Los implicados recuerdan con pesar aquella terrible carta del 19 de febrero de 2007, en la que ASO les comunicaba que debían tomarse un tiempo de reflexión. La suspensión del pasado 2 de enero ha destruido cualquier rastro de esperanza.

El rally nunca saldrá desde Galicia. Ni siquiera llegará a las playas de Senegal. Serán otras tierras las que lo despidan y otras aguas las que lo reciban. El Vigo-Dakar quedará como la gesta épica de unos hombres normales que se atrevieron a volar. Dormirá en ese territorio donde habitan los sueños.