España y Grecia, los dos finalistas del Mundial de Japón, se vuelven a encontrar por primera vez desde el triunfo de la selección española en el Saitama SuperArena, unidas en el objetivo de colgarse un nuevo oro.

Españoles y griegos han entrado en la segunda fase en circunstancias similares. Los dos perdieron su último partido. El equipo nacional cayó contra pronóstico frente a Croacia (85-84) en la tercera y última jornada de la primera fase después de dos años invicto y veintiocho victorias seguidas. El conjunto que dirige Panagiotis Giannakis se despidió de Granada con una derrota por 61-53 ante Rusia (61-53) que confirma el buen momento y las posibilidades del cuadro ruso en este campeonato.

Como si transitaran por la misma senda, las dos dejaron escapar el primer puesto de su grupo en la ronda inicial y ahora se ven obligadas a enfrentarse antes de lo que habían previsto y, desde luego, antes de lo que deseaban. Entre otras cosas, porque los resultados de la primera fase se arrastran en la liga de octavos y al perdedor de este choque de medallistas se le va a complicar el horizonte continental.

España está acostumbrada a jugar con bajas, pero si Juan Carlos Navarro está en condiciones contará de nuevo con él. Su recuperación va por buen camino y si evoluciona bien en las próximas horas puede regresar al equipo.

Grecia acude a la cita sin uno de los hombres que jugaron en Tokio, Antonis Fotsis, lesionado, cuyo puesto ha sido ocupado por el nuevo escolta del Real Madrid Michalis Pelekanos.

España ha encajado la derrota frente a Croacia con rabia. El equipo de Pepu ha obviado la última jugada del choque, en la que Rudy Fernández acabó por los suelos en una penetración sin que los árbitros señalasen infracción, y se ha reprochado a si mismo el tropiezo.

La selección sólo había encajado más de ochenta puntos en dos ocasiones desde que el ex entrenador del Estudiantes cogió las riendas del equipo nacional. Ése es, posiblemente, el aspecto que más atención acapara del cuerpo técnico español que, sin embargo, igual que los jugadores, sólo mira hacia adelante. La final del Mundial ya es pasado. La derrota ante los croatas también. Ya solamente importa el próximo partido.