Rafael Nadal arrolló al serbio de 19 años Novak Djokovic, por 6-4, 6-4 y abandono por lesión, para colocarse por segundo año consecutivo en las semifinales de Roland Garros y evitar un excesivo desgaste. Ya con 58 victorias consecutivas sobre tierra batida, el defensor del título se enfrentará ahora con el croata Ivan Ljubicic, cuarto favorito, que dio buena cuenta del francés Julian Benneteau 6-2, 6-2 y 6-3 y que se presenta como una importante amenaza para el de Manacor.

Djokovic decidió abandonar cuando se llevaban disputados una hora y 54 minutos de partido, debido a unos problemas en la espalda, producto sin duda del duro desgaste al que se vio sometido, sobre todo en el primer parcial. Pese a todo, el serbio comentó con cierta altanería, que si no hubiera sido por la lesión el signo podía haber sido otro, porque estaba seguro de tener el mando del partido. "Todo el mundo dice que es el mejor del mundo en esta superficie, pero yo digo que no es invencible", comentó.

La fortaleza de Nadal desde el fondo de la pista y también su experiencia en estas rondas finales, fueron superiores a la ilusión de Djokovic, el segundo serbio en la historia en alcanzar esta ronda en un Grand Slam, después de Slobodan Zivojinovic.

En su primer enfrentamiento entre ellos, Nadal se apuntó el primer set en 47 minutos. En ese parcial fue donde ambos midieron sus fuerzas y donde el español dejó constancia de que estaba preparado para aguantar lo que fuera.

Tras este parcial, la voluntad de Djokovic pareció resquebrajarse y en los tres primeros juegos siguientes, estuvo descentrado y acribillado por las dejadas del español, hasta que entregó el 3-0 con una doble falta. Nadal llegó a situarse incluso con una ventaja de 4-1 y 30-0. Djokovic parecía hundido, en incluso pidió asistencia médica, por un problema en el muslo izquierdo y en las lumbares, pero el de Belgrado aguantó y gracias a sus tremendos golpes planos de derecha, forzó a que Nadal tuviera que rematar esta manga en el décimo juego, cuando ya Novak había rodado por el suelo en busca de bolas inalcanzables. Fue al final de ese segundo set, cuando el serbio decidió que no podía soportar más castigo y decidió abandonar. Su espalda le estaba matando y era peligroso continuar. Nadal, así, se colocaba en semifinales con menos esfuerzo del esperado.