Hace poco más de una década el balonmano gallego brillaba con luz propia en la Liga Asobal con cuatro equipos inmersos en la que se considera la mejor liga del mundo. Eran épocas de "vacas gordas" cuando Octavio, Cangas, Teucro y Chapela paseaban sus colores por la "piel de toro" balonmanística para envidia de otras regiones que, con mayor respaldo económico, eran incapaces de entrar en el club tan selecto como Asobal.

Con el paso del tiempo, Galicia fue perdiendo "vagones" en ese tren de los mejores y sólo el Frigoríficos fue capaz de aguantar el último momento, aunque al final los de Cangas tuvieron que "arrojar la toalla" en una temporada donde por primera vez en la historia deportiva de la Península do Morrazo uno de sus clubes disputaba una competición continental.

Huérfanos del balonmano de elite, la presencia de Galicia se hace notable en el segundo peldaño del escalafón deportivo: la División de Honor B.

De los dieciséis equipos que conformar la nómina de la categoría de plata, cuatro son de la comunidad gallega -Octavio, Cangas, Teucro y OAR- que la colocan al frente reparto autonómico, tomando el testigo de Andalucía. La representación de equipos por comunidades -al margen de la gallega- es la siguiente: Asturias (Grupo OMP), Navarra (Anaitasuna); Vizcaya (Barakaldo); Aragón (Huesca); Canarias (Tres de Mayo), Castilla-León (Villa de Aranda), Cataluña (F.C. Barcelona); Castilla-La Mancha (Ciudad Encantada); Comunidad Valencia (Almoradi y Costa Blanca); Andalucía (Pozoblanco y Palma del Río). Este reparto geográfico puede sufrir alguna alteración si el Fútbol Club Barcelona decide ceder sus derechos deportivos en la División de Honor B - previo pago de una buena cantidad de euros- a alguna de las entidades deportivas que están interesadas en ocupar la plaza de los azulgranas. Que el balonmano gallego se convierta en el punto de referencia de la División de Honor B no es bueno para su futuro deportivo. Ojalá que está travesía por el "infierno" no se alargue en el tiempo.