El Coruxo seguirá en Segunda División B. El equipo vigués empató sin goles con el Mérida en O Vao e hizo bueno el 2-2 de la ida logrado en el Estadio Romano. Un partido intenso en el que los dos equipos se preocuparon sobre todo por proteger sus porterías y evitar que el choque se pareciese al jugado en Extremadura, demasiado abierto y alocado. Y ahí los de Jacobo Montes supieron sufrir.

Tras un año lleno de sufrimiento y dificultades, el equipo verde certificó su permanencia. El justo premio a un conjunto que no merecía un castigo tan salvaje. Pero todo salió mal esta temporada. El destino les concedió una nueva oportunidad en una eliminatoria a vida o muerte con el Mérida y ahí encontraron la salvación.

El partido tuvo pocas ocasiones, pero mucha intensidad. El Coruxo consiguió su objetivo de conceder escasas oportunidades. Segura su defensa, sin complicaciones, resistieron las acometidas de un Mérida que dio pocas noticias en el primer tiempo y aumentó su presión en el segundo. La necesidad le obligaba. El empate valía a un Coruxo que jugó con el reloj en el segundo tiempo en el que tuvo por medio de Higón un mano a mano para resolver la eliminatoria en el minuto 60 de partido. Pero falló su remate y condujo el partido a un final angustioso con el Mérida volcado en su área y el Coruxo incapaz de coger el contragolpe bueno para sentenciar.

En ese arreón extremeño los de Jacobo Montes supieron apretar los dientes para resistir las últimas acometidas visitantes, incluido ese angustioso e interminable descuento de siete minutos. Pero pasadas las nueve de la noche el Coruxo saltó de felicidad.