Javier Rodríguez vivió el sábado en los campos de La Torre uno de esos episodios que se han vuelto demasiado habituales en las categorías inferiores del fútbol. Amenazado e insultado por varios padres, no le quedó más remedio que suspender un partido de alevines que enfrentaba al Galicia Gaiteira con el Silva y resguardarse en los vestuarios a la espera de la Policía temiendo una agresión. Javier, un amante del fútbol de 19 años que da sus primeros pasos en el arbitraje, apunta directamente al entorno familiar de los más pequeños como responsable de este tipo de sucesos desagradables. "El problema está en la grada y con los padres, sobre todo en estas categorías", reflexiona acerca del mal trago que le tocó vivir el pasado fin de semana. "Muchos piensan que sus hijos pueden llegar a ser Messi o Cristiano y por eso se exaltan más", añade Javier.

El suyo ha sido un nuevo capítulo dentro de esas historias de violencia verbal y a veces física que se vive en muchos campos. El sábado dirigía un encuentro de alevines (niños de hasta 12 años) que enfrentaba al Galicia Gaiteira con el Silva. El delegado del primer equipo había sido expulsado previamente por protestar sus decisiones, pero antes del descanso todo se precipitó. "Si te entra el delegado a protestar al campo ya es roja directa y punto, pero cuando ves que entran padres, te señalan a la cara y te amenazan ya te sale de manera natural pitar y marcharte", recuerda Javier.

Nunca le había ocurrido nada parecido desde que en noviembre del año pasado comenzó a dirigir encuentros de esta categoría. "Siempre hay alguien un poco más enervado o que se pone más nervioso, pero que saltasen padres al campo a amenazar eso nunca lo había vivido", reconoce.

Javier trasladó a la delegada del Silva su decisión de no reanudar el partido tras el descanso debido a las amenazas de los padres de los jugadores del Galicia Gaiteira y recibió su apoyo. "Le expliqué a la delegada del Silva la situación y me dijo que no se podía consentir esa actitud de salvajes y que respaldaba la decisión", señala.

Fue a partir de entonces cuando vivió los peores momentos y temió ser agredido: "Me fui al vestuario directamente y de repente vino una persona hacia mí gritándome". No le quedó otra opción que salir corriendo para protegerse en las instalaciones de la ciudad deportiva de La Torre. "Empiezo a correr hacia el vestuario, subo las escaleras del campo y veo que está el delegado del Galicia Gaiteira tratando de calmar a esa persona", continúa. "Llegué al vestuario y me atrincheré. Puse un pie en la puerta para que allí no entrara nadie que no estuviera identificado. Una vez allí llamé a la Policía primero y después al delegado del Comité Técnico de Árbitros", recuerda.

Javier tuvo que marcharse de los campos de La Torre protegido por agentes de Policía y el padre que lo amenazó ha sido expulsado por el Galicia Gaiteira. "Echaron también al chaval del club y al final no tenía ninguna culpa", lamenta el joven colegiado.

El mal trago vivido el sábado le hizo plantearse abandonar el arbitraje, pero este fin de semana volverá a dirigir el partido que le asignen. "Cuando llegué al vestuario con el susto en el cuerpo le comenté a alguien que no sabía si volvería a arbitrar, pero después llegas a casa y lo piensas mejor. Si dejas tu puesto de trabajo o tu estilo de vida por un salvaje... Yo este fin de semana vuelvo a arbitrar como hago siempre", asegura.

Javier espera que este tipo de episodios sean cada vez menos habituales y que se implanten métodos para evitarlos. "Se me ocurren varias cosas, como cursos de formación para los padres o que todo el mundo que entra en el campo esté identificado y tenga que dejar el DNI en depósito", argumenta.