Existe una competición oculta tras la evidente en los deportes alejados de los grandes ingresos; una contienda de despachos y formularios, más tensa aún que la deportiva, con las subvenciones y los patrocinios como meta tan angustiosa como la del cronómetro. Nediam Nori Vargas, de 23 años, aspira a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. Sus plusmarcas la alientan: 11.35 en 100 metros y 23.07 en 200 al aire libre. Todavía no se conocen las mínimas que se exigirán en la cita nipona. Lo presente ya le ha alcanzado a la venezolana para participar en el doble hectómetro de los pasados Mundiales de Londres. Y se quedó a escasas milésimas de acceder en 100 a los Juegos de Río. A Tokio llegaría en la plenitud de los 25 años. Le sobran energías físicas y anímicas para este asalto. Le falta el soporte financiero.

Céltica desde 2016, Nediam Vargas tampoco se queda clavada en los tacos de salida de esta búsqueda. Ella sola, "investigando en internet" y con los consejos de diseño de un amigo, ha puesto en marcha una página web personal, nediamv.com, a través de la cúal intentará captar ayudas y ofrecer a la vez un escaparate a quien se las conceda.

"El objetivo es poder estar en Tokio. Estoy montando un proyecto para conseguir sponsors", confirma la velocista. "Quería tener un poco más de visibilidad a través de las redes sociales y la página web para ofrecer un intercambio a los patrocinadores". Su familia comparte su sueño olímpico. "El blog lo lleva mi papá. Lleva guardando cosas de mi carrera desde hace mucho tiempo y él ya tenía uno propio".

"Para lograr ir a Tokio necesito muchas cosas, entre ellas obviamente dinero", indica, aunque no solo acepta inyecciones en metálico. "Si se pudiese conseguir sponsors de cualquier cosa, nutricionistas...". Ya tiene colaboradores: Secom Iluminación, Quality Leds, Jesús Vargas, Unidad de Psicología y Coaching Deportiva Lilaredon y el Ximnasio Saúde&Deporte y el Centro de Fisioterapia Lence&Martínez, ejemplo de ese tipo de servicios que también le convienen: "Desde que llegué, en el gimnasio y la clínica me apoyar totalmente. No pago nada, voy siempre que quiero y me atienden de la mejor manera", revela.

Las fuentes de financiación de Vargas, más allá de lo que recibe del Celta, son escasas. De la Federación Venezolana de Atletismo o de su gobierno no recibe becas. "Se supone que cada vez que salimos a concentrarnos eso lo paga el país. Pero yo estoy viviendo aquí, no estoy en una base de concentración. No se hacen cargo de mí. Me convocan, si hago buenas marcas, para diferentes campeonatos, y entonces sí me pagan los viáticos". Para obtener un ingreso estable "deberían aprobar un proyecto de que estoy entrenando para unos Juegos, pero de momento no ha salido nada".

Nediam se siente cómoda en Vigo y comprometida con el Celta, pero la mudanza de club se cierne en el horizonte también por mejorar condiciones. Concluirá esta temporada como celeste y después estudiará ofertas de superior categoría. Su sueño olímpico proseguirá allí donde vaya.