Dos goles en los minutos finales del polaco Arkadiusz Milik (89) y del guineano Amadou Diawara (90+3) permitieron al Nápoles remontar y lograr una apurada victoria por 2-1 sobre el Chievo Verona (16º), en la 31ª jornada de la Serie A, por lo que sigue en segunda posición a la estela del líder Juventus.

El partido estaba casi terminado, y con él toda la temporada para el Nápoles. El Chievo se había adelantado al final del partido gracias a un gol del polaco Mariusz Stepinski (73).

El público silbaba y Lorenzo Insigne se enfadaba con sus propios tifosi. En el minuto 89, la Juventus, que había ganado el sábado al colista Benevento (4-2), contaba virtualmente con siete puntos de ventaja a siete jornadas del final, y un séptimo Scudetto consecutivo parecía prometido a los 'bianconeri'.

Pero se dio un milagro en San Paolo. Insigne lanzó un centro a Milik y el polaco marcó el empate de cabeza.

Por fin llegaba el gol napolitano, tras un disparo a la madera de Lorenzo Tonelli y un penalti del belga Dries Mertens parado por Stefano Sorrentino.

Con empate a uno, el colchón de seis puntos a favor de la Juve seguía siendo bueno para el equipo de Turín. Con cuatro, y con un choque en perspectiva el 22 de abril entre los dos aspirantes al título, las cosas son un poco diferentes.

Y es que en los últimos segundos del tiempo adicional, un remate de Diawara sorprendió al guardameta del Chievo y ofreció un triunfo inesperado a su equipo.

Gracias a dos suplentes habituales,el Nápoles sigue con vida, aunque sus dificultades para ganar y los cuatro puntos de ventaja del equipo de Turín le siguen manteniendo como favorito.

"Merecíamos ganar. Lanzamos 31 disparos a puerta, fallamos un penal y estrellamos un tiro a la madera. Fue uno de esos partidos clásicos donde el equipo hace todo bien y el balón no quiere entrar", afirmó el técnico del Nápoles, Maurizio Sarri. "Tengo que dar las gracias a los aficionados, porque sin ellos no habríamos ganado el partido. Tras el empate, San Paolo era una caldera", añadió.