Los Ángeles, la meca del cine, cuenta desde este fin de semana con una nueva estrella: un sueco de 36 años y uno de los grandes del balón en su ocaso. Como Julio César, el delantero Ibrahimovic llegó, vio y venció en su estreno como jugador de Los Ángeles Galaxy en la MLS norteamericana. Su equipo jugaba el derbi local contra LA FC. Ibrahimovic salió a falta de veinte minutos para el final y con un marcador desfavorable de 1-3. Y el sueco sacó la varita mágica. Inició la jugada del 2-3, obra de Chris Pontius. Y poco después la locura. Ibra iba a firmar la jugada del encuentro: vio al portero rival adelantado y con una volea desde 35 metros consiguió el empate (3-3). El delirio se apoderó de los aficionados angelinos y del propio Ibra, que se quitó la camiseta para enseñar torso y tatuajes a su nueva hinchada.

Pero el sueco aún se guardaba una sorpresa. La dejó para el tiempo de descuento, cuando con un remate de cabeza logró el 4-3 definitivo. La galaxia de Hollywood ya tiene nueva estrella.

Ibrahimovic se había entrenado por primera y única vez junto al resto de sus compañeros el viernes y no jugaba un partido oficial desde el pasado 26 de diciembre, el empate 2-2 entre el Manchester United y el Burnley.

"Siento que jugué 40 partidos en estos 20 minutos. Fue por culpa de todo, el jet lag, no haber jugado desde hace tiempo...", dijo el atacante. "No es fácil cuando todo es nuevo, tienes un montón de nuevos jugadores y menos para mí porque hacía mucho calor. ¡Después de 10 minutos estaba pidiendo crema solar"