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fútbol - Segunda División B

Antón de Vicente: "La unión del grupo es lo que nos hará salvarnos"

El vigués analiza su trayectoria y la situación del Coruxo tras haber alcanzado los 250 partidos en Segunda División B

Antón de Vicente, en un entrenamiento. // FdV

- Qué mejor forma de celebrar sus 250 partidos en Segunda B que con una victoria en Segovia tan necesaria para el Coruxo.

- Era fundamental porque dejamos a un rival directo a cinco puntos y con el golaveraje particular ganado. Y por el momento, porque veníamos de varios resultados negativos. El grupo está fuerte, está unido. La confirmación de que tenemos capacidad para más debía refrendarse en el campo.

- Usted, que conoce todo tipo de vicisitudes, percibe entonces que no hay síntomas de descomposición, de frustración.

- Es lo más importante. Lo que más nos ha afectado este año es no marcar goles. Nos ha pesado mucho. Pero el grupo no se ha descompuesto en ningún momento. Los grupos que se llevan tan bien y están unidos hasta final de temporada suman puntos en los malos días. La unión es lo que nos hará salvarnos.

- Aunque la previsión es que habrá que sufrir por la permanencia hasta el último instante.

- No te puedes relajar ni un domingo. Ahora nuestra situación es privilegiada dentro de ese grupo de siete equipos que pelean por la permanencia. Pero estamos a un partido de diferencia de que nos puedan igualar los que están en la zona de play out y de descenso directo. Somos conscientes de que será así hasta la última jornada. Lo que tenemos que hacer es ganar en casa otra vez. Hace ya más de un mes, desde la victoria sobre el Deportivo B, que no lo conseguimos. Eso nos haría coger algo más de colchón.

- Usted siente especialmente al Coruxo, ahora ya en su tercera etapa. Un club especial y que este año además ha vivido momentos duros, con la muerte de la madre de Rafa Sáez, la enfermedad del presidente, el incendio calcinando Fragoselo...

- Ha sido un año atípico y negativo en ese sentido por desgracia. Pero también nos reivindica como grupo en cuanto a unión. A otros equipos les habría afectado mucho más. Nosotros hemos conservado la dinámica de mantener la cabeza alta y seguir peleando. Pasó en un momento de la temporada en el que arrastrábamos dudas sobre la efectividad de cara a la portería contraria. Fuimos capaces de seguir sumando. Lo bueno es que siempre nos hemos mantenido fuera de los puestos de descenso a pesar de las desgracias.

- Es muy difícil acumular 250 partidos a los 28 años en una categoría tan compleja como la Segunda B.

- Es verdad. Me satisface haber sumado tantos partidos en cinco equipos diferentes. He podido disfrutar de lo que más me gusta con distintos entrenadores y distintos compañeros. Sin ellos no hubiese conseguido nada. Siempre he sido bien recibido en los distintos vestuarios. Y siempre he mantenido la misma ilusión que cuando mi padre me compró las primeras botas y fui al entrenamiento a estrenarlas. Yo tengo más ganas de jugar con cada partido que pasa. Y tengo también ganas de seguir creciendo, aunque evidentemente es difícil salir de la categoría. Me tengo que sentir orgulloso de esta cifra de partidos. Me queda seguir aprendiendo, mejorando y jugando.

- ¿Siente usted que está "institucionalizado" en la categoría, que le han puesto la etiqueta de "jugador de Segunda B" y será difícil quitársela?

- Exacto. Es la realidad. Es mi octava temporada en Segunda B. Salí de casa pero al lado (Somozas, Ferrol). Y cuando salí más lejos, a Burgos, no me fue bien. Te queda esa etiqueta de jugador de Segunda B que no parece tener aspiración a nada más. Hay muchos buenos jugadores en Segunda B que no disfrutan de una oportunidad porque un entrenador no confió en ellos o porque no pudieron vivir un play off de ascenso, que es donde más gente te ve y más analizan tu capacidad para jugar en una categoría superior. Eso me ha pasado a mí por elección mía, error mío o falta de suerte. Nunca he disputado un play off de ascenso. Sí tendría la posibilidad de jugar en Segunda por ambición y creencia, pero la realidad es otra bien distinta.

- Quizás pueda jugar alguna vez un play off de ascenso con el Coruxo, aunque ahora mismo parezca difícil. Lo tiene el Rápido a su alcance.

- El mérito del Rápido es brutal. Han conseguido lo que nadie esperaba y siguen ahí, creyéndoselo. No están arriba por casualidad. Cuentan con capacidad futbolística y un pedazo de entrenador. El club ha hecho muy bien las cosas. El Coruxo lleva muchos años en Segunda B. Quizás no hemos tenido ese efecto de sorpresa del Rápido. Pero también estamos haciendo las cosas como para disputar algún año el play off de ascenso.

- Debutó en Segunda B en 2009, cuando ya el fútbol había empezado a sufrir la crisis económica; y en esta categoría, más que en ninguna otra.

- Sin duda. Firmé en Ferrol tres años y no se cumplieron por haber descendido. Y fue cuando empezó la debacle del fútbol español, sobre todo en Segunda B. Siempre lo hablo con compañeros que son amigos, como Maceira o Kevin. Nos pillaron los años malos. Antes se vivía profesionalmente del fútbol en Segunda B. Hoy en día está cerca de lo profesional pero la realidad es diferente por todo: lo que se cobra, lo que se vive alrededor de los estadios. Ha sido mala suerte que nos tocase esta época. La situación ha ido mejorando poco a poco. Yo espero y deseo que la Segunda B vuelva a ser profesional el día de mañana, como sucede en Inglaterra.

- Además puede comparar ese fútbol con el otro lujoso que pudo percibir en el Celta, aunque usted militase en el filial y fuese una etapa difícil en el club.

- La diferencia es abismal. Lo pude ver el año en que estuve entrenando siete meses con el primer equipo e incluso fui convocado a algún partido. Y no es sólo por lo que cobras o los viajes, porque en Segunda también se meten pechadas en autobús de diez horas y no pasa nada. Hablo de las condiciones de trabajo, del estado de los campos, de los balones. En esto sigue habiendo mucho que mejorar. Las condiciones de los terrenos de juego son pésimas en muchos sitios, con las lesiones que producen. Además el grupo IV, en el sur, es muy seguido, pero en el norte es mucho más difícil meter gente en los campos.

- ¿Usted, que hablaba de que conserva la ilusión de cuando era niño, entiende a Hugo Mallo cuando dice que le "toca los huevos" que le silben sus aficionados?

- Es natural. Yo respeto muchísimo a Hugo. Tengo relación con él. En el fútbol la opinión pública se manifiesta de forma constante. La gente va al campo a analizar cómo juegas, incluso a estudiarte. Lo malo es mucho más señalable. Te sientes más identificado cuando te silban que cuando te aplauden. El público es soberano. Pero a la hora de que te duela no existen diferencias salariales. Sucede aunque estés en Primera y cobres mucho. Será incluso peor, porque la responsabilidad es mayor. Entiendo a Hugo. A mí me silbaron en Burgos y era un varapalo salir del campo pitado cuando lo habías puesto todo. Nosotros tenemos malos días como futbolistas. La gente no sabe qué pasa por la cabeza de Hugo o si detrás del gesto de Iago a Pione, que no gusta, puede haber algo que le sucedió en casa. Es verdad que los jugadores debemos mantenernos al margen de nuestra vida personal en el terreno de juego, pero a veces te sientes superado. Y si tienes un mal día o problemas, las cosas no te salen y encima la gente te silba, te toca los huevos.

- Se vive en situaciones como la actual del Deportivo: algunos aficionados parecen pensar que el futbolista juega mal a posta.

-Me lo han dicho a mí este año en algún partido, que parecía que no tenía ganas. ¿Cómo no voy a tener ganas? Solo faltaría. El primero que quiere jugar bien y que la gente le aplauda soy yo. Pero hay días que no te salen las cosas o te falta concentración, aunque creas lo contrario. O has tenido una mala semana. Por mucho que lo intentes, a veces las cosas salen del revés. Existen muchos condicionantes. Es cierto que hay futbolistas a los que no les gusta el fútbol, juegan solo por dinero. Pero la mayoría disfruta haciéndolo. Yo me pongo de parte del futbolista.

- Sucede que André Gomes, por ejemplo, explica cómo se siente y muchos aficionados lo entienden. Al jugador lo han apartado o se ha apartado del estrado y quizás debería volver para expresar su visión.

-Es elemental que el futbolista sea sincero ante los medios y en las ruedas de prensa. Se tiene un poco de miedo a hablar de situaciones personales y vivencias diarias. Al final se oculta el porqué puedes arrastrar una mala temporada; por qué a Emre Mor le costó entrar y ha ido de menos a más, por ejemplo. Todo eso tiene una explicación, como le pasó al Tucu, que parecía un jugador vulgar el primer año y después ha sido indispensable. El futbolista peca de no ser honesto y sincero en las ruedas de prensa por miedo a lo que puedan decir o a la repercusión que pueda tener. Por eso valoro tanto a Hugo Mallo. Se ha equivocado muchas veces, ha metido muchas gambas, pero ha sido él mismo siempre. Hacen falta más futbolistas así precisamente. Es terrible la tendencia a quedar bien, a no expresar lo que uno siente, a callar cómo te afecta que te silben en el campo. André Gomes ha dado el primer paso y ojalá otros lo sigan.

- Es algo aplicable a usted: habrá jugado peor o mejor, pero siempre ha sido usted mismo fuera o dentro del terreno de juego. ¿Poder sostenerse la mirada en el espejo es la mejor victoria?

-Tengo la conciencia tranquila. Se lo agradezco a mis padres y a la gente que me ha rodeado estos años. Fuera del ámbito familiar, en los primeros años en el Coruxo me encontré a gente veterana que me ayudó mucho: Costas, Antúnez, David Campos, Yago Yao? Me ayudaron a formarme futbolísticamente y me educaron. Lo he podido hacer mejor o peor, mi juego gustará más o menos, pero he vivido todo con la máxima ilusión. Solo pido que el físico me respete para seguir jugando mucho más partidos.

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