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atletismo

Con z de 'velozidad'

La ecuatoriana Marizol Landázuri, olímpica en Río, ha trabajado en Balaídos durante tres semanas junto a la céltica Nediam Vargas y no descarta establecer en Vigo su cuartel europeo

Nediam Vargas y Marizol Landázuri, ayer, en las pistas de Balaídos. // Ricardo Grobas

Dos de las mejores velocistas sudamericanas galopan en Balaídos. La ecuatoriana Narcisa Marizol Landázuri, recién fichada por el Playas de Castellón, ha elegido Vigo como territorio inicial de su aventura europea. La venezolana céltica Nediam Nori Vargas le facilita la aclimatación. Landázuri, tras 20 días de estancia, regresa ahora a su país y volverá a España a finales de abril para empezar a competir. Aunque poco puede anticipar de su futuro, no descartar establecer la ciudad olívica como cuartel habitual.

A Marizol ya le han aclarado que en España su nombre va con ese. Su piel chocolateada desmiente la sonoridad vasca de su apellido, que se tilda. "Yo me imagino que un abuelo, un tatarabuelo... Pero la cigüeña se equivocó y me tiró en Ecuador", bromea. Los asiduos de Balaídos se quedan boquiabiertos cuando aprieta en las series. La ecuatoriana tiene marcas personales de 11.26 en 100 metros y 23.35 en 200. Ya todos se detenían para contemplar a Nediam, de 11.35 y 23.07. "Estamos ahí", indica la venezolana, que se ríe del asombro que Marizol le ha arrebatado: "Con ella aquí flipan. A mí ya se acostumbraron".

Nediam se mudó a Galicia en octubre de 2016. Abrió el camino que ahora transita Marizol. Ambas se tomaron aprecio gracias al roce de competir en los diferentes campeonatos sudamericanos e iberoamericanos. Solían coincidir en las mismas series calificatorias, además de en las finales. Iban alternándose en victorias y derrotas. "Antes la odiaba y ella a mí, por esa rivalidad", acepta Marizol. "Acabas haciendo amistad. Conoces a otra persona, otra cultura... Es lo más importante".

Marizol, de 26 años, compitió en los Mundiales de Pekín 2015 (35ª en 100) y Londres 2017 (34ª en 100 y 12ª en el relevo 4x100). Como Nediam, de 23 años (39ª en 100 en Pekín; 44ª en 200 en Londres). Marizol participó además en los Juegos de Río (19ª, semifinalista, en 100). A Nediam le pronostica que en 2020 viajarán juntas a Tokio ("ella ahora va, tiene que ir", establece con rotundidad mirando a Nediam, como una madre severa). Pero aunque ya con el prestigio que proporciona el caché olímpico, Marizol también ha tenido que enfrentarse a la misma delicada encrucijada que su joven amiga en 2016. "Estando en Sudamérica es imposible competir. Máximo hay cuatro torneos al año. Si tú quieres estar en una final mundial, ese número no te sirve. Mínimo tienes que competir veinte veces al año. Lo puedes lograr en Europa. Esa es la realidad de Sudamérica".

Cuentan también las condiciones económicas: "Estando en España te puedes mover a cualquier parte. Estando en Ecuador o en Venezuela es imposible; los pasajes resultan caros, la estancia, ver cómo te vas a mover... Los presupuestos son muy altos. Y el dinero no alcanza para eso. En nuestros países no se vive del atletismo. Nos toca buscar esta solución".

Fichar por un club del Viejo Continente es "es lo más fácil, digámoslo así", para proporcionar ese impulso a una carrera atlética. Marizol tiene un objetivo muy concreto ya a corto plazo: destruir el muro en que se ha convertido su plusmarca personal. La logró en abril de 2017, en el Ximena Restrepo, el Gran Prix de Colombia. Una alegría entonces, pues suponía la mínima para el Mundial de Londres. "Justo era la marca. El alma me regresó al cuerpo", recuerda. Con el tiempo, sin embargo, la incapacidad de rebajarla le ha generado frustración, esa "incertidumbre" de haber alcanzado su techo.

"Ir a los próximos Juegos es la pelea que se tiene. Un ciclo olímpico es difícil. Los organismos te ayudan cuando ya faltan tres o cuatro meses. Y tú en tres o cuatro meses no puedes llegar a una final olímpica por mucho talento que tengas o muy bueno que sea tu entrenador. Necesitas constancia. Para eso estamos acá, para eso venimos a cualquier parte de Europa", explica. "Compitiendo todo el año puedes mejorar tus marcas. Yo con tres campeonatos al año mantengo el 11.26 y no lo he mejorado porque no tengo competencia. Como este año voy a competir más, tengo que bajarlo. Ya estoy cansada de correr 11.26. Tengo la necesidad de correr por debajo de 11.20".

En esa búsqueda de nuevas fronteras Marizol ha fichado por el poderoso Playas de Castellón. Entre el 21 y 22 de febrero completó todos los trámites: licencia, contrato, seguridad social. El plan de trabajo incluía tres primeras semanas en España. A la directiva castellonense no le importaba dónde completase esta fase. Marizol, ante la perspectiva de estar sola, ha preferido trasladarse a Vigo con Nediam. "El clima no es el mejor del mundo", lamenta. Le han coincidido lluvias, temporales y borrascas. Pero tampoco le inquieta: "Me gusta Vigo, la gente, el ambiente. Es superalegre. Se pueda entrenar bien. Me gusta estar aquí". Así que no descarta instalarse en Balaídos cuando regrese de Ecuador: "Uno hace planes y salen o no. El objetivo es que venga a las competencias con el club. Dependerá de la ciudad a dónde tenga que ir. Pero si debo quedarme un tiempo en España, me vengo aquí".

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