Los aficionados al fútbol se han acostumbrado a ver futbolistas retorciéndose en el suelo tras recibir una entrada. En muchas ocasiones, ni siquiera tras haber contacto alguno con el defensor. Los jugadores fingen sobre el césped para perder tiempo o provocar una cartulina para el jugador contrario. Sin embargo, parece que todavía hay esperanza en el fútbol escocés.

El capitán del Celtic, Scott Brown, conducía la pelota minutos después de que su equipo hiciese el segundo gol ante el Aberdeen pese a jugar con uno menos. Dos jugadores le entran a la vez y consigue zafarse pese a que, segundos después, acaba yéndose al suelo tras la dureza del lance. El balón llega a un contrario y lo patea con fuerza hacia él. Lejos de amilanarse, Brown celebró la falta como si fuese un gol.

La imagen recorrió todo el mundo al sorprenderse con la actitud de jugador. El capitán del Celtic, eso sí, es un hombre acostumbrado a provocar al rival. Especialmente durante el 'Old Firm' en el que los dos equipos de Glasgow se enfrentan y, por lo general, acaba con los jugadores del Rangers encarándose con Brown.

El ídolo local dista mucho de las reacciones de otros jugadores de La Liga, por ejemplo. En el Celta, equipo 'hermanado' con los escoceses, todavía se recuerda el 'piscinazo' de Cristiano Ronaldo en un partido de Copa del Rey disputado en el Santiago Bernabeu.

El ejemplo de Scott Brown es difícil de repetir en otras competiciones dada la singularidad del futbolista, aunque sí se han visto casos parecidos en las últimas fechas. El veterano delantero del Athletic, Aritz Aduriz, reconoció a un árbitro que no había sufrido penalti ante el Eibar cuando la jugada era más que dudosa y el colegiado podía señalar la pena máxima.