Marta Pérez rompió la hegemonía que Solange Pereira mantenía en las tres últimas temporadas en el 1.500 nacional. La canguesa de adopción tuvo que conformarse con una plata que a ella le sabe a gloria mientras aguarda expectante la temporada al aire libre.
- Después de tres oros consecutivos, ¿qué sabor de boca le deja esta plata?
- Yo le decía a mi familia que los tengo mal acostumbrados y una plata parece poco. No estar en el podio sería un fracaso, pero estoy muy orgullosa de esta plata, como si fuera un oro. No me puedo reprochar nada, había rivales muy fuertes y hay que ser deportista y reconocer que Marta fue mejor. Lo difícil no es llegar aquí sino mantenerse y aquí sigo.
- Generalmente es esa recta final la que suele darle las alegrías, pero en este caso sirvió para que su rival la sorprendiera.
- Esta fue una carrera no tan lenta, de ritmo medio. Marta Pérez hizo un cambio largo, que yo me esperaba, pero fue muy fuerte. Hacer los últimos 500 metros en 1.16 es correr mucho, y yo para ganar tenía que hacer una marca increíble. Hice lo que pude.
- Al menos ha podido quitarse con la medalla el sabor agridulce de no haber obtenido la mínima para el Campeonato del Mundo.
- Sí, la temporada de invierno es muy corta para mí porque no hay muchas carreras. Ves que te encuentras en un buen estado de forma y te quedas a un segundo de ser internacional... La verdad es que me persigue ese segundo [también se quedó a un segundo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro]. Pero es complicada la pista cubierta, porque hay pocas pruebas y es difícil correr al ritmo que tú quieres. A veces no te basta con el estado de forma y no he tenido suerte. Pero esto también me motiva para el verano.
- Con toda la tensión de la carrera y la emoción por la medalla, y tuvo tiempo de acordarse del juez Carlos Cortizo [fallecido en días pasados] para dedicársela.
- Me enteré de que no estaba bien durante el campeonato. Coincidí con él hace poco y no sabía de su enfermedad. Me afectó porque hay jueces con los que no tienes relación y otros con los que el trato es muy bueno. Él era de estos, siempre bromeando conmigo, y quise tener un detalle. Quería dedicarle el oro pero supongo que él me lo perdonará.
