La Copa del Rey volverá a resolverse con una final entre los dos grandes del baloncesto nacional. Real Madrid y Barcelona se citaron para la final de hoy (18:30, Movistar) tras eliminar a los dos equipos canarios que alcanzaron las semifinales y defendieron con orgullo su suerte. Pero a la hora de la verdad les pesó la responsabilidad y tener enfrente a equipos con esos recursos. Resistieron algo más el Gran Canaria, que jugaba delante de su afición, pero el último arreón de los azulgrana acabó por sepultarles.

El Real Madrid no falló a su cita con la quinta final de Copa del Rey seguida al batir (59-77) al Iberostar Tenerife en el Gran Canaria Arena, un digno rival que plantó cara al campeón hasta entrada la segunda parte, donde Trey Thompkins y Luka Doncic terminaron con el sueño canario y llevaron a los blancos a la lucha por su quinto título consecutivo.

Los de Pablo Laso de nuevo fueron de menos a más. Después de sacar el billete a semifinales in extremis ante Unicaja, esta vez el defensor del título despertó antes. El cuadro tinerfeño tuteó a los blancos con un agresiva defensa y las torres Fran Vázquez (16 puntos) y Mike Tobey (14), pero tras el descanso el Madrid creció para evitar el susto.

Thompkins, con 13 puntos en el segundo tiempo, y Doncic (17 puntos y 28 de valoración) guiaron a los blancos. Una parte para cada equipo en la primera semifinal en Las Palmas, con el Madrid corrigiendo los errores de 20 pobres minutos y sacando defensa ante el desparpajo rival. Los de Fotis Katsikaris se quedaron sin batería y padecieron un pobre porcentaje en el triple (2 de 21), hincando la rodilla en el inicio del último cuarto.

Poco después, el Barcelona se cargó al anfitrión Herbalife Gran Canaria para volver tres años después a la final de la Copa del Rey, precisamente de nuevo en Las Palmas y bajo los efectos de Svetislav Pesic, capaz de devolver confianza y juego a los azulgrana para repetir una sólida actuación que le cita con el Real Madrid.

La resurrección culé es un hecho, a falta de culminar o al menos mantener la línea en la final ante el eterno rival. Pesic, con apenas una semana al frente del equipo, ha resucitado la capacidad de liderazgo y acierto a Thomas Heurtel (13 puntos, 14 asistencias y 24 valoración) y Pau Ribas, la agresividad en Pierre Oriola y Adam Hanga y la confianza a Ante Tomic y Víctor Claver.

Resistencia canaria

Como ante Baskonia, el Barça gozó de ritmo, incluso de lujos, para someter a un Gran Canaria que no tiró la toalla. Los de Luis Casimiro tomaron carrerilla en el segundo cuarto con 17 puntos de Marcus Eriksson, pero no se sumó el resto de la artillería amarilla. El tercer cuarto condenó a los canarios (13-27), sin encontrar respuesta entrando ya al tramo final 14 puntos abajo (56-70). Hicieron un pequeño amago en el último tramo del partido en el que llegaron a situarse a siete puntos, pero ya no tuvieron opciones de pelear por un lugar en la final.

La Copa además es el último título que ganaron los blancos, el año pasado en Vitoria, tras caer en la final de liga ante el Valencia Basket y en Euroliga contra el Fenerbahce la temporada pasada. En hambre sin embargo debería ganar el Barça, que acumula una sequía de cuatro años sin un título grande, la liga de 2014 (ganó la Supercopa en 2015).

Un periplo de penuria y quema de proyectos, desde el último año en blanco de Xavi Pascual hasta el fin de Sito Alonso a una semana de esta Copa -pasando por Georgios Bartzokas--. Tres años de tocar fondo con actuaciones sin alma ni baloncesto que están a un partido de abrir un claro. Despejar la panza de burro, que diría uno de Las Palmas en verano, y recuperar autoestima.