- Toda una vida en el Atlético Novás salvo aquella temporada con el Academia Octavio en Honor Plata, la última de Quique Domínguez (14-15).

- No tuve suerte. Fue una temporada dura. El equipo no estaba bien económicamente. El tema de los viajes tampoco funcionaba. Y yo me lesioné a principio de temporada. Sufrí una pubalgia. No podía enlazar una semana entera de entrenamientos. Durante la primera vuelta apenas jugué, me dolía muchísimo. En la segunda vuelta cogí más ritmo pero la temporada salió mal. Fue desilusionante. Tenía esperanzas. Salía de mi club de toda la vida y quería probar la oportunidad de jugar más arriba con gente tan buena como tenía el Octavio.

- Con el Novás ya había jugado en Honor Plata.

- Dos años antes, con Tchikoulaev. Otra temporada también bastante dura. El equipo estaba pensado para jugar en Primera. El club vio la oportunidad de cambiar la plaza con otro equipo que había ascendido. Todo fue muy deprisa. No se planificó bien. Intentamos hacer lo que pudimos, ganamos algún partido, pero no conseguimos la permanencia.

- Usted ha disputado tres fases de ascenso con el Novás. Y ese vuelve a ser el objetivo.

- Llevamos muchísimos años intentando ascender. En el pueblo se apuesta muchísimo por el balonmano. La directiva trabaja mucho para confeccionar la mejor plantilla posible. Hay mucha afición en esta zona. La premisa siempre es intentar subir. No es fácil pero ahí estamos, luchando.

- El sistema es cruel. Después de muchos meses de lucha uno se lo juega en los tres días de la fase de ascenso.

- Ya la liga gallega es bastante fuerte. Siempre hay cuatro o cinco equipos que optan a la fase. Y otros que no, pero que te dan guerra. Hay gente rápida, luchadora, que se tira de cabeza al espacio, y contra el Novás siempre salen hipermotivados. Y si consigues la plaza, te pueden tocar rivales de gran potencial como los catalanes. Con que pierdas un partido ya prácticamente estás fuera. No sirve de nada que hayas hecho una temporada espectacular. Todo se te va a la basura.

- De momento siguen ustedes un camino firme: líderes, con tres puntos de ventaja sobre el segundo y cinco sobre el tercero después de diez victorias consecutivas.

- Está saliendo una buena temporada. El empate contra la SAR es lo único a lo que podemos llamar patinazo. En Lalín se puede perder. Entra dentro de los planes. Estamos ganando con bastante solvencia la mayoría de los partidos. Tenemos mucha confianza, sobre todo en defensa. Pero en esta liga no puedes salir relajado a ningún campo.

- Treinta años, capitán. ¿Cómo asimila esta responsabilidad y cómo vive el balonmano en esta etapa?

- Estoy en el mejor momento de mi carrera deportiva, por llamarla de alguna manera. Me siento bien físicamente, con confianza y el apoyo del entrenador. Empiezo a tener experiencia y peso en el equipo. Estoy contento. Solo llevo dos años de capitán pero conozco a todo el mundo, la mayoría es de casa. Aunque ser capitán es más complicado de lo que pensaba, se lleva bien. Hay buena gente.

- Usted tiene ahora un trabajo y en el balonmano español, incluso en Asobal, es difícil ser profesional. Pero supongo que era una ilusión que tenía de joven.

- Cuando empecé, mi ilusión era jugar en el primer equipo. Al conseguirlo te empiezas a plantear nuevas metas. Es verdad que trabajas para llegar lo más lejos posible y piensas en realizar una buena temporada para que te pueda llevar un Cangas o un Octavio. Yo lo conseguí, aunque saliese mal. Sueñas con poder llegar a alto nivel. Tuve la suerte de poder enfrentarme a jugadores como Corrales, con el que compartí la selección júnior. Contra Balaguer, Figueras o Ariño jugué fases de ascenso. Es un placer haber jugando contra ellos y ver que hoy en día son campeones de Europa. Espero que este título nos ayude un poquito a levantar al balonmano. Hoy en día nuestro deporte está de capa caída en España. El fútbol lo acapara todo.