Nos quedan dos partidos en esta fase, contra Eslovenia y Alemania. España es superior a Eslovenia, con la que hay cuentas pendientes. La derrota ante esta selección fue decisiva para quedarse fuera de los últimos Juegos. Con Alemania las fuerzas están muy igualadas. Son muchos minutos por jugar para meternos en la lucha por las medallas. Croacia, Dinamarca, Francia... Ahí puede estar España. Incluso el average puede ser fundamental. El partido de ayer resulta también valioso por eso.

El inicio lo marcó todo. España inició con Sarmiento y Aginagalde; en consecuencia, con dos cambios ataque-defensa. Si a Sarmiento no le daba tiempo a hacer el cambio, se quedaba de avanzado. Pero poco tiempo. España defendió siempre en 6.0. Una decisión sólida, consistente. En ataque, Jordi probó con siete jugadores en el minuto 26 pero solo de forma puntual, en un par de acciones.

Raúl, en cambio, apostó en Macedonia por jugar sin portero los primeros ataques, en siete contra seis, y con Lazarov, que es lateral derecho, como central. El particial inaugural de 0-3, con gol de Vargas de portería a portería, hizo vacilar al rival. Raúl comenzó a jugar con seis. Pero los macedonios ya nunca fueron capaces de librarse de esas dudas, ni siquiera tras el primer tiempo muerto de Raúl. El colapso ofensivo de los macedonios retrataba la superioridad de España. Vargas solo tuvo que parar siete lanzamientos para dejar su portería en seis tantos al descanso, al que se llegó con el partido ya roto y Lazarov lesionado. En un Europeo no se pueden cometer tantas pérdidas como los macedonios.

Jordi, aunque dio descanso a Aginagalde, mantuvo el bloque defensivo: Guardiola y Morros en el centro; Gurbindo y Entrerríos, en los penúltimos. España conservó la tensión. Si Jordi tienen que buscar un pero, son los siete contraataques fallados. Macedonia sí bajó los brazos. Ni un solo tiempo muerto de Raúl en este periodo. Insólito.