Hacía mucho tiempo que no se veía por el campo de O Vao el "otro" Coruxo. Ese equipo que aparecía en las segundas partes para contrarrestar la ventaja que el rival alcanzaba en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego. Ayer, el equipo entrenado por Rafa Sáez sumó un punto que bien pudieron ser dos más si el colegiado del encuentro hubiera castigado el derribo de Carlos Morales sobre Campillo, y no amonestar al jugador verde por haber simulado la infracción.

Los pocos aficionados que ayer acudieron al campo de O Vao tuvieron la oportunidad de ver dos partidos en uno. La intensidad, presión, concentración y mentalidad de los vigueses en la primera parte no tuvo nada que ver con la segunda. El juego fue plano, permitiendo que los madrileños se hicieran dueños del partido. Todavía no se habían sentado los aficionados en las gradas, cuando llegó el primer susto, cuando Rubén Mesa se plantó solo ante Sergio, disponiendo de hasta tres oportunidades para rematar, pero entre el guardameta vigués, los defensas, y los propios fallos de los madrileños, el balón no entró.

Pero el ariete no falló nueve minutos más tarde. El Sanse saca un córner, Neider prolonga el balón y llegando desde atrás Rubén Mesa remata solo de cabeza. Sin lugar a dudas un jarro de agua fría para los vigueses que, si ya estaban nerviosos, el tanto terminó por rematarlos.

Es cierto que tres minutos más tarde, Silva pudo logra el empate en una jugada en la que Carlos Morales despejó el balón con el pecho cuando entraba en su portería, pero las sensaciones no eran buenas. El propio Silva dispuso de una nueva oportunidad, a diez minutos para el descanso, cuando no llegó por milímetros a un centro desde la izquierda de Higón. Tal y como estaban las cosas, lo mejor que le podía pasar a los vigueses era que el colegiado señalara el fin de la primera parte.

El tiempo de descanso marcó el punto de inflexión del partido. Tal y como pasó en varias ocasiones la temporada pasada, tras el paso por el vestuario apareció un Coruxo totalmente diferente, el "otro" Coruxo, un conjunto centrado, aguerrido, incisivo y con anticipación que sorprendía a unos rivales que se las prometían felices tras el juego realizado en la primera parte.

Y el trabajo bien hecho casi siempre obtiene recompensa, y a los diez minutos Adrián Pazó golpea con fuerza el balón desde su propio campo, y le llega a Silva quien se planta solo ante Carlos Morales y lo bate por bajo. Se había hecho lo más importante, por un lado igualar el encuentro y, por otro, hacerlo con un buen juego.

Las sensaciones habían cambiado, y se veía más cerca una posible remontada. Sin embargo la crueldad volvió a cebarse con los vigueses, pues una falta al borde del área acabó con magistral saque de falta de Maganto que volvía a poner a los madrileños por delante en el marcador.

Sin embargo, este vez los vigueses no se amilanaron y continuaron presionando en el centro del campo para recuperar el balón. Seis minutos más tarde, Silva marcaba el segundo con un disparo a bote pronto que suponía el empate definitivo.

Fue un partido con polémica, ya que Campillo reclamó gol en una jugada en la que Carlos Morales sacó el balón en la misma línea de gol, y en la siguiente jugada el colegiado del encuentro no señala un claro penalti por derribo del guardameta al propio Campillo que, por cierto, ve la amarilla por entender que había simulado la falta.