La selección española femenina de balonmano encajó su primera derrota en el Mundial de Alemania, tras caer por 19-17 ante Rumanía, en un encuentro en el que el conjunto español pagó con la derrota su falta de acierto ofensivo.

Un problema especialmente preocupante en la primera mitad, en la que España encadenó casi dieciocho minutos sin anotar, un dato que pareció convertir en una quimera cualquier posibilidad de alcanzar una victoria que las "guerreras" acariciaron con los dedos en la segunda mitad.

Pero tras hacer lo más difícil y meterse de nuevo en el partido, la falta de acierto ante el gol condenó al conjunto español a una derrota (19-17) que, sin embargo, no puede ocultar el carácter competitivo que mostró el equipo ante uno de los "grandes" del balonmano femenino mundial.

Aunque para doblegar a rivales de la talla de Rumanía o Francia (próximo rival del equipo español), las de Carlos Viver deberán mejorar exponencialmente su efectividad en el lanzamiento.

Donde no dejaron ninguna duda las "Guerreras" fue en defensa, la tabla de salvación a la que se aferró el conjunto español, que nunca mostró la menor duda de cómo frenar al conjunto rumano.

La irrupción de Neagu, a la que España logró contener durante los primeros dieciocho minutos de la segunda mitad, condenó a las "guerreras" a un agónico final de encuentro, en el que el conjunto español volvió a pagar su falta de efectividad.

De hecho, la selección española, que llegó con empate (17-17) en el marcador a los últimos cinco minutos de encuentro, no volvió ya a marcar. El resultado final reflejó como poco las virtudes y carencias de estas "Guerreras", infranqueables en defensa, pero con mucho camino todavía por delante a la hora de atacar.