A Matteo la Mantia le encasquetó su padre un gorro de waterpolo cuando tenía seis años y lo lanzó a una piscina en Catania. Tradición familiar porque tanto su progenitor como su abuelo ya habían practicado este deporte en el club de la ciudad siciliana. Hoy Matteo sale a respirar en la piscina del Náutico de Vigo. El humilde equipo olívico alineará en la Segunda División de la periférica Liga Gallega a un jugador con experiencia en la prestigiosa Serie A-1 italiana. Un milagro que se origina en el amor a las vacas.

Aunque sección histórica, el Náutico abandonó el waterpolo durante varios años. Lo ha resucitado Luis Vilavedra. Llegó al club en 2007 y en 2009 puso en marcha una escuela dominical con una decena de niños. Hoy el Náutico gestiona 110 licencias en esta especialidad, con seis equipos de diferentes categorías. El sénior ha llegado a militar en la máxima categoría de la Liga Gallega, conforme aquellos pequeños a los que Vilavedra inició una década atrás, han ido cuajando. Pero su estructura está demasiado expuesta a las mudanzas de estudios y demás vaivenes vitales de sus jugadores. Con solo dos adultos, plagado de juveniles e incluso cadetes en sus formaciones, se decidió que lo más conveniente era militar en Segunda. "Los chicos tienen buen nivel. Podrían dar mucha guerra a corto y medio plazo. Pero es difícil, porque no muchos se quedan", lamenta el entrenador.

Mientras Vilavedra sembraba waterpolo en aguas paganas, el joven Matteo la Mantia seguía en Catania el itinerario diseñado como herencia. Completó todo su ciclo formativo en el Catania -lo que incluye la conquista del título nacional de juveniles- salvo un año a préstamo en otro club. Volvió de esa cesión a los 18 años para debutar ya en Serie A-1. "En esa época pensaba mucho más en el waterpolo que en los estudios. Fue así hasta los 23 años", confiesa Matteo, aunque finalmente las conveniencias académicas determinasen su siguiente paso. Se fue a Bolonia a estudiar Veterinaria y en la ciudad norteña, durante tres años, siguió jugando pero en Serie A-2.

Galicia irrumpe en su horizonte en el verano de 2016. A Matteo le encanta trabajar con vacas. La Facultad de Veterinaria de Lugo, tan vinculada a la industria ganadera, es el destino ideal. Se instala y aún desorientado, abandona el waterpolo. "Busqué algún equipo cerca de Lugo. Pero aún no estaba bien adaptado para moverme demasiado, no sabía dónde ir a preguntar", explica.

La conexión olívica

Es otro Luis, un amigo vigués de la facultad, el que se informa y le descubre el Náutico. Matteo se entrevista con Vilavedra. Se somete a una prueba que en realidad sobra. "Es un boya de un nivel alto. Podría interesar a cualquier equipo. De hecho tenía otras opciones". Santiago y A Coruña, por ejemplo, poseen equipos más potentes; ya que no de Liga Nacional, sí al menos en Primera de la Liga Gallega. "Se decidió por nosotros. Supongo que le gustó el ambiente". La intendencia también se le acomoda mejor. Entre liga regular y play off, el Náutico disputará una docena de partidos, además de algún torneo. La intención del italiano es entrenar con el Náutico jueves y viernes en las semanas que haya partido el sábado. Residirá con su amigo Luis. En Lugo, cuando no, trabaja en solitario.

Matteo debutó el pasado fin de semana ante el conjunto B del Pontevedra, que llegaba reforzado con jugadores de Primera. Un estreno exitoso a nivel colectivo (12-11) y accidentado en lo personal. A los dos minutos tuvo que retirarse con una subluxación de hombro. "Nada grave. Fue con un movimiento que acostumbraba a hacer siempre, pero tras tanto tiempo sin jugar el hombro no ha respondido", detalla el boya, al que el médico deberá volver a examinar pero que pronostica una rápida recuperación. "He elegido este año el Náutico para ayudar. Hay mucho joven. Si yo puedo hacer aprender algo a los chicos, estaré encantado", comenta el siciliano, de 27 años. "El nivel aquí es bastante diferente. No sé cómo es la Liga Nacional. Conozco a jugadores que jugaron en Italia, de la selección, a Estiarte y así... Hay clubes como el Barceloneta, que en Italia son también conocidos".

Vilavedra reconoce de esta lujosa incorporación: "Nos viene fenomenal". Y no solo porque eleva el nivel deportivo del septeto. "Es un punto de referencia para los demás. Pueden ver que es posible seguir vinculados al waterpolo, e incluso al Náutico, aunque vayan a estudiar fuera".

A Matteo se le nota feliz en Galicia. El objetivo es acabar la carrera este año, con el trabajo de fin de grado. Tendrá después que regresar a Catania, pero con la intención de encontrar trabajo en España. "Si me quedo, espero ir a un equipo de un nivel más alto... o subir con el Náutico. Eso me gustaría. Ya le he dicho a Luis que intentaré echar una mano".