Los niños dan muchas veces lecciones que merece la pena aprender. El fútbol base no sólo es noticia por las peleas entre padres, las agresiones y otras escenas truculentas. Aunque pasan más desapercibidos, abundan en el fútbol de niños gestos de máxima deportividad que están íntimamente relacionados con la esencia del deporte infantil. El más reciente se produjo este viernes en la pista del Lauredal, en la que tenían que enfrentarse los equipos del Gijón Industrial y del Asunción de la liga Profútbol para niños de cuatro años. En plena época de virus en los colegios, el Indus compareció con varias ausencias por enfermedad. Su entrenador logró reunir justo los cinco niños que necesitaba para jugar el partido. A los cinco minutos del choque el pequeño portero fabril, que también andaba incubando algún virus, se sintió mal, se puso a llorar y no pudo seguir jugando. Fue entonces cuando la tripleta de entrenadores del Asunción dio un paso al frente y tuvo un gran gesto.

La suspensión les hubiera otorgado directamente la victoria por incomparecencia, pero todos los niños (los de ambos equipos) hubieran salido perdiendo al quedarse con las ganas de jugar su partido. El Asunción propuso entonces cederle a su rival un niño para poder jugar el encuentro en igual de condiciones. La propuesta fue bien recibida y se dispuso todo para reanudar el juego. Cuando los entrenadores del Asunción pidieron voluntarios para ayudar al rival entre los niños de su equipo, hubo tantos que fueron turnándose para defender la portería fabril (en niños de cuatro años, es común que haya turnos en la portería ante la ausencia de porteros específicos).

Alberto Lobato, organizador de la competición, explica que, según la normativa, se hubiera "dado el partido por ganado al equipo que está en condiciones de jugar". Lobato, atento siempre a la comodidad de los niños, deja manga ancha y reconoce que "son cosas que se arreglan entre los propios clubes". Cuando los niños crezcan, desgraciadamente, este tipo de gestos no están permitidos en el fútbol federado.

Alberto Lobato muestra su agradecimiento por la buena actitud habitual de los equipos que participan en esta primera liga para la mayoría de los niños. "Los clubes tienen un comportamiento bárbaro, porque tienen claro el funcionamiento de la Liga y que los puntos importan poco", sostiene.

Los protagonistas del partido tampoco tienen mayor reparo en cambiar un rato de camiseta. "Los niños no le dan ninguna importancia a jugar contra sus compañeros", detalla Lobato. En la temporada anterior ya se dio un caso similar en dos ocasiones y siempre se entendieron los equipos. Hubo otro caso en el que, por timidez, ningún niño quiso cambiar de bando y los entrenadores acordaron jugar cuatro contra cuatro. "Prefiero el detalle de que se dejen un niño y puedan jugar", reconoce Lobato quien tiene clara cuál es la peor opción: "Lo que no me gustaría es que se pare el partido, con los niños allí. Hay que intentar jugar, que sirva para pasarlo bien y como un entrenamiento más".

Como todas las competiciones, esta liga tiena un reglamento porque "siempre tiene que haber una normativa, pero es laxa siempre que vaya por la vía de la normalidad". Lobato explica que el reglamento "se decide por acuerdo de todos los clubes en una reunión al inicio de temporada". ¿Qué cómo acabó el partido? El Asunción fue el equipo que marcó más goles, pero ganaron todos. En realidad, ganó el deporte.