"Me gusta madrugar", confiesa Javier Freijeiro Alonso, Frei en la cancha, y sobre ese prólogo edifica su día infinito. Si ha trabajado la noche anterior, Frei se permite levantarse a las 8.00; si no, entre 6.30 y 7.00 se pone en pie, desayuna fuerte y acude al gimnasio. Y de allí al campus de As Lagoas. Las clases empiezan a las 9.00.

Frei estudia Derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas y del Trabajo de la Universidad de Vigo. "Es una carrera que implica dedicarle muchas horas de estudio", detalla. "Tienes que estar al día en legislaciones, nuevos decretos, aprender cómo se analiza una sentencia o cómo realizar contratos de compraventa. Las pocas prácticas que realizamos están muy bien orientadas al tema laboral". Calcula acabar la carrera el próximo curso y realizar el master de abogacía para poder ejercer; a largo plazo ambiciona un master en Derecho Tributario, más costoso y que le obligaría a mudarse fuera de Galicia.

La jornada lectiva concluye alrededor de las 13.30. Frei come en casa si la agenda se lo permite. Vive con sus padres. "Les pago una especie de alquiler para echarles una mano. También me pago mi carrera con lo que gano", revela. "Y me acabo de comprar una moto para no depender del transporte público o del coche. En esta ciudad, acabas pagando más en parkings o multas que otra cosa".

No siempre se mueve con tanta holgura, así que a veces ya come en As Lagoas. De allí, a la oficina situada en Doctor Cadaval de Blue Lion S.L., la empresa de ropa que fundó con su amigo Borja Rodríguez Fontán y otros dos compañeros -este par ya fuera del negocio por motivos personales- en abril de 2016. El tiempo que deba dedicarle fluctúa según el día. Ayer concluyó a las 18.30.

Fue Borja, que había tenido experiencias como modelo, el que tuvo la idea de fundar Blue Lion. Una aventura atrevida, pero a la vez bien calibrada: "Lo estuvimos analizando y decidimos lanzarnos". Borja se encarga del diseño de las prendas y de controlar el proceso de producción. Los proveedores suministran las materias primas y han contratado la confección a otras empresas, aunque el bordado y serigrafiado de las prendas se terminan en Vigo. "Queremos ser una marca 'made in Spain' y sobre todo en Galicia", se enorgullece Frei, a quien le tocan "temas legales, contratos, recursos humanos y la contabilidad".

Frei y Borja se han movido en territorio inexplorado, "en un mundo totalmente nuevo, sin saber cómo llevar todo". Starup Soluciones, gestora con la que comparten espacio, ha ejercido de guía. "Son unas chicas que nos han ayudado mucho y nos han dirigido por dónde debíamos ir. Ahora, pasito a pasito, conseguimos los objetivos que nos vamos marcando cada mes".

Blue Lion canaliza sus prendas a través de su página web (bluelion.es). En el plan que han diseñado los socios, también se podrán comercializar a partir de enero con distribuidoras como Amazon Fashion y LuisaViaRoma. Planifican su desembarco en tiendas físicas a partir del primer trimestre de 2018 pero ajenas, no propias. "No lo queremos abarcar todavía. La gente a día de hoy, sobre todo la de nuestra edad, compra mucho por internet. Te da facilidad y comodidad, con la posibilidad de cambiar el producto de forma gratuita", sostiene Frei.

Blue Lion genera beneficios. "Nos quedamos una parte, pero no da para vivir", reconoce. Dedican a la propia la firma la mayoría de lo ganado con las ventas: "Podíamos destinar el dinero a la parte de producción o a sueldos. Como nosotros dos y Starup Soluciones componemos la empresa, cubrimos los pagos necesarios y reinvertimos los ingresos en nueva fabricación, en el departamento I+D. Queremos trabajar con prendas de alta tecnología, que integren tejidos que no manchen en los que no se note el sudor ni el olor corporal".

Solventadas las tareas laborales, Frei aprovecha las rendijas de su cronograma para estudiar. Porque cae el sol y es entonces que su rutina existencial se bifurca. El joven trabaja como camarero cuatro días a la semana en La Consentida, un local de restauración y copas del Casco Vello. Los martes o miércoles, cuatro horas; los jueves, de 19.00 a 2.00; viernes y sábado, de 18.30 a 3.30. "Aunque actualmente he solicitado martes y miércoles como vacaciones durante este mes por estudios", aclara.

"Necesito el dinero y es algo que me gusta", afirma Frei sobre la hostelería, oficio que desempeña desde 2014. Ha estado en el Marina Cíes de Samil, en el Náutico de Panxón... "En La Consentida la calidad humana es de lo mejor. Si no salimos muy tarde, nos gusta tomarnos juntos una copa. Nos lo merecemos después de haber estado trabajando".

Cuando libra, Frei escoge el traje de jugador de balonmano. Se entrena con el resto de la plantilla del Vilatrade Lavadores a partir de las 21.00 los lunes y martes. Los miércoles le toca un adiestramiento específico. Los partidos caen el sábado por la tarde o el domingo de mañana. "En el Lavadores supieron desde el principio que no iba a dejar de trabajar. Lo entendieron", acota. "El balonmano es un hobby. Ni siquiera los jugadores de Asobal, salvo casos contados, podrán vivir de lo que hayan ganado con sus salarios". Aunque reconoce: "Si hubiera tenido la oportunidad de estar dos o tres años en la élite y dedicarme por entero a ello, me habría gustado".

Frei practicó baloncesto mientras Gestibérica regentó la cantera de Maristas. Cuando el club se disolvió, los precios de lo que era también una actividad extraescolar fueron subiendo. "Era insostenible", recuerda Frei, que no era alumno del colegio, sino del instituto Alexandre Bóveda. Uno de sus profesores allí, Antón Piñeiro, a la sazón presidente del Seis do Nadal, redirigió las energías de su discípulo hacia el balonmano. Frei, aunque solo lo había practicado en campeonatos de patio, escaso en fundamentos, se incorporó como juvenil de segundo año y durante un lustro progresó a gran velocidad, instalándose en el equipo de Primera Autonómica y posteriormente en el de Primera Nacional.

Tras un breve paréntesis, enredadado en sus otras ocupaciones, Frei ha vuelto a jugar. Es una de las cuatro incorporaciones que Sergio Carballeira ha realizado en el Vilatrade. El equipo de Lavadores ha pasado de salvar la categoría con apuros a situarse cuarto en la clasificación. La fase de ascenso a Honor Plata, premio para los dos primeros, "no es un objetivo que nos planteásemos a principio de temporada y nos queda muy lejos, aunque sabíamos que se había construido un equipo interesante. La liga estará muy competida. Habrá muchas sorpresas", pronostica.

El jugador atribuye su extraordinaria actividad "a un conjunto de factores. Haber practicado deportes de equipo me ha dado disciplina y formalidad. Y mis padres siempre me han dicho que tengo que ser responsable en lo que haga y consecuente con ello. Me han dado facilidades, me han apoyado en todo, pero no me han regalado nada". Extiende esa misma complejidad a su lectura generacional: "Va en el ADN de cada uno. Hay de todo, gente que se acomoda, a quienes sus padres se lo permiten, y otros que estudian, trabajan, hacen deporte y tienen metas. Aunque quizás lo mío sea un poco estresante...".

"A veces sí echas de menos no trabajar un sábado por la noche y poder tomar una copa con los amigos", desliza. En su grupo de íntimos, surgidos al calor del baloncesto, figuran las célticas Laura Alonso y Paula Fernández-Ahuja. "Nos es casi imposible coincidir. Mantenemos conversaciones por Skype".

Frei se ducha, se viste y vuelve a casa. Ya sea de regreso del pabellón o de La Consentida, antes de acostarse aún echará una última ojeada a la bandeja del correo electrónico, por si le asoma alguna tarea en lontananza: "Y a descansar lo máximo posible porque todos los días son bastante largos", conviene, en su eufemismo de infinitos.