El Celta B sufrió su primera derrota de la temporada en casa ante un Real Madrid Castilla que llevaba seis jornadas seguidas sin conseguir la victoria. Los vigueses se adelantaron en el marcador y tuvieron opciones de aumentar su renta. Una polémica acción en la que Sotres se comió un remate aparentemente inofensivo de Jaume mientras reclamaba un posible fuera de juego de Javi Sánchez varió radicalmente el rumbo. Cinco minutos después los visitantes dieron la vuelta al marcador gracias a un veloz contragolpe y encontraron de paso la receta hacia el triunfo. Encerrado en su campo y cediendo la iniciativa al conjunto de Albés, el filial blanco exhibió su efectividad.

Aún se estaban colocando ambos equipos sobre el terreno de juego cuando una buena acción por banda derecha de Eckert estuvo a punto de permitir que Drazic inaugurase el marcador. El serbio lo hizo casi todo bien, especialmente el control y la finta para deshacerse del central, pero se adornó demasiado en el remate, permitiendo a Belman abortar una clarísima oportunidad. Nada pudo hacer el portero del Castilla en otra buena acción de Eckert. El alemán exhibió su potencia en el salto para ganar un balón de cabeza cerca del área rival y acabar encontrando a Brais Méndez. El canterano, que regresaba al filial, definió con aparente sencillez gracias a la enorme calidad de su mágica zurda. Su disparo raso y ajustado invitaba a pensar en un cómodo encuentro.

El filial blanco no se encontraba cómodo. El entramado defensivo del equipo de Solari hacía aguas constantemente. Los vigueses daban la impresión de tener dominado el encuentro. Hasta que llegó la polémica jugada que cambió el partido. Jaume intentó de cabeza devolver la pelota a zona de peligro. No era un remate pero acabó convirtiéndose en el gol de la igualada. Sotres no acertó a atajar la pelota, quejándose de que Javi Sánchez, en posición más que dudosa, le había despistado al amagar con desviar el balón. El árbitro y su asistente dudaron un largo instante para acabar concediendo el tanto ante las airadas protestas del meta céltico (que incluso se ganó la tarjeta amarilla), sus compañeros y toda la grada viguesa.

Aún estaba digiriendo esta jugada el Celta B cuando un balón perdido en zona peligrosa permitió a los visitantes empezar a exhibir una de sus mejores armas, la velocidad. Franchu encontró el hueco para lanzar la carrera de Quezada en la banda izquierda y éste puso un preciso balón raso a Seoane (1-2).

Empezaba un partido nuevo con un Castilla, en contra de lo que se podía esperar de un equipo con jugadores de tanta calidad, replegado en su campo y esperando una acción a balón parado o, sobre todo, un contragolpe. El filial céltico se rehízo. Eckert y Drazic tuvieron ocasiones antes del descanso.

La reanudación confirmó y acrecentó la tendencia. Los visitantes dieron un par de pasos atrás, juntando más sus líneas. La apuesta casi les sale cara porque la fe de Rai Machado en un balón largo le permitió llegar antes que Belman. Cuando su remate parecía colarse ya en la portería, Reguilón llegó para evitarlo.

Un error en la salida de balón de Sotres permitió a Seoane mostrar su buen golpeo con un potente disparo a la escuadra viguesa al que el meta reaccionó. El Celta B se repuso al susto con dos centros que no encontraron rematador. El Castilla empezaba a sentirse cómodo en su papel de equipo dominado y contragolpeador. Óscar, en otra rápida salida, volvía a poner a prueba a Sotres. Nada pudo hacer en el saque de esquina muy pasado para que Quezada, con un soberbio remate, lograse el 1-3 (min.64).

Aún quedaba tiempo. Pero los pupilos de Rubén Albés tenían más fe que ideas. Sin fluidez en la circulación ante un rival ordenado y tapando todos los espacios, el Celta B tenía el balón pero adolecía de peligrosidad hacia la portería de Belman. Para colmo, una recuperación en zona peligrosa de Seoane le permitió habilitar en profundidad a Dani Gómez, recién salido al campo, que convirtió su primer contacto con la pelota en un disparo cruzado que acabó en el fondo de la portería de Sotres (1-4, min.76).

Lejos de bajar los brazos, el filial céltico tiró de orgullo en el último cuarto de hora y, ahora sí, acumuló oportunidades para al menos haber dado algo de incertidumbre al final de partido. Sólo cabía esperar el pitido final que confirmase la primera derrota céltica de la campaña en Barreiro, un castigo demasiado grande para la visto sobre el césped vigués.