El Racing sigue sin ser el Racing. Al menos el que esperan sus aficionados. Un equipo que se sepa a qué juega y que no se desordene constantemente. Ese equipo fiable en casa y candidato a la fase de ascenso. Desde luego, este Racing dista mucho del que todos esperan. Le falta gol. Por ello, la vuelta de Joselu se hace más que necesaria.

Ante el modesto Unión Adarve más de lo mismo. Un Racing sin ritmo en el arranque, desordenado en la puesta en escena y moviendo el balón donde no hace daño al rival. La parroquia comienza a impacientarse, y no es para menos. Al Unión Adarve le bastó con guardar la compostura y estar atento a las concesiones del rival.