El Porriño se impuso al Beluso en el Lourambal en un partido de locos y que estuvo condicionado en sus últimos minutos por las decisiones arbitrales que dejaron a los del Morrazo con nueve jugadores (además de todo su cuerpo técnico). Hasta ese momento el partido estaba muy igualado y el Porriño, dirigido por un gran Antúnez, había dado la vuelta al gol de Nacho en apenas siete minutos (goles de Areal y Fonseca).

Empató Cidras y tras las expulsiones sufridas por el Beluso, dos goles de Benja permitieron a los porriñeses tomar ventaja y dejar el partido prácticamente sentenciado. Aunque los del Morrazo nunca se dieron por vencidos y redujeron distancias gracias a Manufre. Antúnez, en el noventa, acabó por dar tranquilidad a los de Losada.