Solo un esguince de tobillo frenó el galope de Anne Seniosain. Lo sufrió a minuto y medio del final. Su grito de dolor inquieta al Celta Zorka de cara a las próximas citas. Cristina Cantero ha construido un artefacto colectivo que la base navarra maneja a su antojo, con frenesí. La felicidad del equipo céltico está directamente ligada a la velocidad. En el Central, el hogar de sus glorias, donde tantos derbis lujosos con el Ensino se disputaron, las viguesas pisotearon a las lucenses, quien sabe si tomando carrerilla hacia la resurrección.

El partido careció de emoción sobre su resolución final desde el primer instante. El Celta Zorka tradujo en juego su superioridad en centímetros, agilidad y ritmo. Impuso una agresiva defensa individual, de mucha pierna y mucha mano, sin que el Ensino aprovechase los ocasionales desajustes que esa presión arriesgada provocaba. En el rebote imperaron las celestes (48 al final del partido, por 29 del rival). Cualquier inicio de jugada le valía a Anne para apretar el acelerador: el robo, la captura o el dribling si su marcadora la buscaba en propia cancha. Ese primer desequilibrio en cada acción descuadraba ya a un Ensino horrible en el balance. Minata se agigantó en la zona.

En el otro lado de la cancha, el Ensino ni siquiera era capaz de quebrar el perímetro céltico. Muchos de sus ataques concluyeron sin lanzamiento; los que sí, mayormente en triples desesperados, sin elaboración previa, con su traducción en un lamentable porcentaje. O'Dwyer anotó el primero en el 1-3, la única ventaja lucense en todo el partido. Sara Cuiña logró el segundo en el minuto 29. La cuenta: 3 de 18 (16,7%).

Así que el Celta abrió pronto distancia, con un arranque de 17-3 tan apabullante en sus números como preciso en su retrato de la situación. El Ensino apenas disfrutó de un atisbo de esperanza. Sucedió al comienzo del segundo cuarto, en un parcial de 0-6 que llevó el 23-9 hasta el 23-15. Coincidió con un breve descanso de Anne Senosiain. Lacorzana se sintió más cómoda como escolta que como directora. El Ensino experimentó con una zona y el Celta Zorka se empantanó en el ataque estático. No anotó durante tres minutos y medio. El regreso de Anne y la lesión de Rocío Varela, el único dique de contención interior que manejaba Fernando Buendía, finiquitaron la reacción lucense (parcial de 8-0) y en realidad el partido. El Ensino bajó los brazos cuando la diferencia se disparó hasta el 44-24 en el tercer cuarto. Los dos entrenadores dieron entrada a las más jóvenes en el último periodo.

Las célticas siguieron cabalgando física y mentalmente, crecidas con el viento a favor. El equipo expuso el catálogo de sus virtudes: la polivalencia de Germán, la elasticidad de Ogoke, el poderío de Minata, la lectura de la quinceañera Carrera, la generosidad en el pase, la verticalidad en la asociación... Fue Anne la goma elástica que impulsó como proyectiles a sus compañeras. Y es su tobillo el que les duele a todas.