Un año casi exacto separa sus muertes: la de Pablo Beiro, el 28 de febrero de 2015; la de Paco Araújo, el 29 de febrero de 2016. El recuerdo los reúne como lo hizo su amistad en vida. El Celta Zorka de baloncesto femenino organiza hoy el memorial de Araújo; el Amfiv de baloncesto en silla de ruedas realizará mañana el de Beiro. Las entidades que fundaron y presidieron han continuado sin ellos, pero guardándoles el luto. "Ha sido duro, muy duro", coinciden sus sucesores, José Antonio Beiro y Carlos Álvarez.

"Recuerdo su ausencia cada vez que me acuesto y cada vez que me levanto", revela José Antonio Beiro, afectado por una pérdida múltiple: "Mi presi, mi tío, mi referente". Menciona la soledad que han sentido en la directiva. "En los primeros días tienes apoyos. Todo el mundo está para echar una mano. Pero al final el tiempo lo diluye. No volvimos a saber de gente que prometió ayudar. Muchos nos dejaron directamente de lado al no estar Pablo".

Carlos Álvarez explica su experiencia: "Sé que de las palabras que te dicen en el momento del fallecimiento me tengo que fiar lo justo. Pero todas las personas a las que llamé para que me echasen una mano me ofrecieron buena aceptación".

José Antonio empezó de niño a colaborar con el club. Ha sido chófer, mecánico, segundo entrenador y ya el mandatario efectivo cuando Pablo cayó enfermo. Ningún detalle del engranaje se le escapaba. Proporcionó incluso un impulso a la entidad, creando el filial y conquistando la Challenge Cup,. Ese fulgor se apaga por culpa de las angustias económicas. Una reestructuración de las categorías ha conllevado la desaparición del Amfiv B. Y el primer equipo se tambalea. Berni Costas se ha retirado. Julio Vilas se perderá casi toda la temporada por lesión. Abdi Jama comunicó en el último instante que no podría renovar. El cuarto clasificado de la anterior División de Honor se ve abocado a pelear por la permanencia. "Sabíamos que sería difícil salir adelante cuando empezase a faltar la gente de la casa. Es un cúmulo de circunstancias que hacen que eches más de menos a Pablo porque te falta el apoyo o la solución a los problemas", recalca.

El presupuesto del Amfiv ronda los 130.000 euros, cuando el presupuesto medio en la categoría es de 250.000. Muchos ingresan cantidades notables por patrocinios: Valladolid (100.000), Málaga (50.000), Madrid (más de 300.000), Albacete (200.000)... El Amfiv no tiene sponsor. "Es un verdadero desastre, una catástrofe. La liga avanza a pasos agigantados y la sensación es que cada año nos quedamos más atrás. Asusta", proclama Beiro, que confirma que la existencia del equipo corre peligro: "Nos quedan dos o tres años como muy mucho y sufriendo.Lo más fácil sería decir que lo dejamos, que sabíamos que este proyecto más temprano o más tarde se iba a morir. Pero me toca la fibra, me toca la familia, y por respeto a Pablo debo seguir intentándolo hasta que ya no haya ninguna opción". En breve pondrá en marcha una fundación que al menos haga sostenible las escuelas deportivas y actividades de integración como las visitas a colegios -el año pasado participaron en ellas 2.800 alumnos-.

Carlos Álvarez confiesa que no sabía exactamente qué le aguardaba cuando dio un paso al frente. "Me tocó pagar el pato. Paco llevaba todo el día a día mientras yo me dedicaba a buscar empresas. Creí que lo suyo era fácil y en realidad era lo complicado". Ha optado por una gestión más colegiada. "Paco era excepcional, muy brillante. Yo no lo soy. Hemos creado un equipo en la junta directiva y tomamos las decisiones entre todos. Me gustaría que el club fuese lo más profesional posible".

Álvarez se ha fijado un horizonte claro: "Tengo 58 años. Yo puedo estar cuatro o cinco temporadas, no más. Mi objetivo es devolver el baloncesto femenino vigués a donde le corresponde, a la Liga Femenina 1. No digo que vayamos a conseguirlo este año. Pero no me quiero eternizar en el cargo".

"Si ya con gente como Pablo o Paco la cosa estaba como estaba, más difícil es para los que nos quedamos, que tenemos la mitad de su carisma. Todo nos cuesta el doble", conviene José Antonio Beiro, que reclama "No nos podemos quejar de la aportación pública que hay, pero es imposible mantener un proyecto de este calado con dinero público.En Galicia falta cultura de patrocinio. Las empresas no piensan en el futuro, están en la inmediatez". Álvarez enarbola una reclamación recurrente: "Una ley de mecenazgo".