A falta del tránsfer que valide su fichaje por el PSG, Neymar disfrutó ayer desde el palco del Parque de los Príncipes del triunfo de su nuevo equipo, en el primer partido de la liga francesa (2-0 al Amiens). La directiva del club parisino retrasó el comienzo del partido para que el brasileño fuese aclamado por su nueva afición, a la que prometió emociones fuertes: "He venido aquí a hacer historia".

Después se sentó en el palco con su padre a su derecha. Horas antes, Neymar sénior había dado su versión de lo ocurrido en una entrevista en la cadena Cope: "Yo estaba del lado del Barcelona, intentando convencer a Neymar para que se quedara, pero con la actitud que tomó la directiva cambié de opinión", en referencia a los 26 millones que debería de cobrar tras la renovación del año pasado. Además aceptó las razones de su hijo: "Ha aceptado este desafío estando en una zona de confort. Tenía el derecho a elegir. Mi hijo está contento, feliz, es un gran desafío y hay que apoyarle".

El Parque de los Príncipes recibió como un rey a Neymar. Aspirante a la corona mundial, ahora libre de la larga sombra de Messi, el astro brasileño tuvo una bienvenida que los aficionados del Paris Saint-Germain (PSG) tardarán en olvidar.

Algunos veteranos comparaban en los alrededores del estadio la acogida a Neymar con las que en su día se dispensaron a Ronaldinho o a Beckham.

Pero lo cierto es que el primero no era todavía la superestrella que sería después cuando llegó a la capital francesa, y el segundo sólo vino a poner punto y final a su carrera. Neymar ha desembarcado en París para convertirse en el mejor del mundo. Lo dijo bien claro en el acto de presentación en el que recibió el calor de unas 50.000 personas: "Estoy aquí para hacer historia". Y los hinchas del PSG, sobre todo el sector ultra, se lo agradecieron a los acordes de la samba "Aquarela do Brasil", aunque sustituyendo el clásico "Brasiiiil" por "Neymaaaar".

Otro de los retos para "Ney" será que el público parisino, que tiene una merecida fama de frío, se contagie del espíritu lúdico del "jogo bonito" y empuje desde las gradas algo más de lo habitual.

Más de 10.000 camisetas se vendieron sólo en la jornada del viernes, anunció el club. Los 222 millones de euros que pagaron los parisinos por la cláusula de rescisión de Neymar comienzan a dar rédito.

Después, unos toques al balón y una vuelta olímpica por el estadio para sentir de cerca el calor de la hinchada -que por una vez se contagió de la alegría reinante- culminaron una presentación a la altura del fichaje más caro de la historia.