"Creo que era imposible que la carrera saliese más perfecta". Ayer a mediodía, sentada en el aeropuerto de Barajas, la canguesa Solange Pereira rememoraba la carrera del domingo en Rabat en la que logró la mínima para ir al Mundial de Londres. A su primer mundial en pista. "Estoy muy contenta, ilusionada y orgullosa de la marca, pero todavía no las tengo todas conmigo. Por ahora solo tengo medio billete", decía. La razón de esa cautela es que España solo tiene tres plazas para el 1.500 femenino del mundial. Por ahora solo Solange y Marta Pérez han conseguido ese mínima de 4:07,50, pero hay otras dos atletas que también pugnan por llegar a ella [Blanca Fernández y Nuria Fernández] y este fin de semana se disputa en Barcelona el Campeonato de España. Después de esa cita se deshojará definitivamente la margarita. "La cosa por ahora pinta bastante bien y yo espero estar en Londres", asegura Pereira.

La carrera de Rabat del domingo en la que logró su mejor marca personal y récord gallego forma parte del circuito de la Diamond League, una serie de pruebas de alto nivel y con las mejores atletas. El escenario ideal para intentar el asalto al tiempo requerido. "Es difícil entrar, así que cuando me llegó la invitación fue como si me tocase la lotería", cuenta la corredora. Ayer mismo visualizaba en video la prueba para ver posibles errores y cosas a mejorar. "No es lo mismo verla desde fuera que desde dentro. La verdad es que después de repasarla hay que decir que era difícil que saliese una carrera más perfecta", dice Solange Pereira.

Ella tenía muy claro como debía ser su particular lucha contra el crono y ese guión se cumplió casi al milímetro. "Seguí el paso que marcaba la liebre al grupo de cabeza. Iba con un poco de miedo porque iban con un ritmo muy rápido y temía no poder acabar. Pero cuando se hizo el paso por los 800 metros se frenaron un poco y pude reengancharme", explica. A 300 metros para el final ese grupo delantero imprimió un cambio de ritmo fortísimo, pero a esas alturas Solange sabía que su objetivo estaba al alcance de la mano.

"Empecé a ver que era posible en la última vuelta. Tenía un tiempo de 3.01 y tenía que hacer entre 3.01 y 3.03 para poder tener opciones", relata la atleta canguesa. En ese momento por su cabeza solo pasó un pensamiento: "Me dije '¡Venga que la haces, que llegas' y me puse a tirar con todas mis fuerzas".

Cuando cruzó la línea de meta vivió un instante casi mágico. "Tuve tiempo de ver como cambiaba el reloj, como pasaba de 4:06 a 4:07. Eso lo ves cuando ya cruzas la línea así que pensé que lo había conseguido", explica. Los tiempos oficiales finales confirmaron una marca de 4:06,39, lo que implica rebajar en más de un segundo la mínima exigida [4:07,50]. Una buena noticia que pone a Solange Pereira a las puertas de su primer mundial en pista [el año pasado participó en el de cross].

El objetivo está conseguido y estar en los mundiales de atletismo de Londres es ya un premio en sí mismo. La canguesa acudirá a disfrutar, pero también a competir. "Soy consciente de mi nivel y de que aún puedo mejorar. Un mundial es muy difícil, pero yo voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Si consigo superar una de las rondas ya sería todo un éxito", asegura.

Llegar a un mundial es un sueño hecho realidad. No obstante, no hay mayor sueño para un atleta que participar en unos Juegos Olímpicos, una espinita que Solange Pereira aún tiene clavada. El año pasado estuvo muy cerca de ir a Río de Janeiro y ese fue uno de los primeros pensamientos que se le pasó ayer por la cabeza. "Estaba muy feliz, pero también sentía algo de rabia. Con la marca que hice el domingo en Rabat habría podido ir a Río", confiesa. De todos modos la corredora canguesa aún está a tiempo de poder materializar esa ilusión olímpica. "La carrera de un deportista es muy efímera y depende de muchos factores, como las lesiones. Hay que ir año a año, aunque está claro que yo tengo la esperanza de poder culminar mi carrera con unas olimpiadas. Ojalá que pueda ser realidad en Tokyo 2020", concluye Solange Pereira.