Patxi Salinas no oculta sus intenciones: "Nuestra prioridad es dejar nuestra portería a cero; si vamos a Peralada con un 0-0, fantástico". El entrenador vasco, quizás como reflejo de su propia historia como futbolista, ha construido una escuadra consistente -fue la menos goleada del grupo gallego de Tercera, con 24 tantos- y capaz de cambiar de ritmo a nivel ofensivo cuando el adversario ya se ha agotado en sus acometidas infructuosas. Es la fórmula que ha permitido al modesto equipo aurinegro plantarse en esta tercera ronda del ascenso y la que deberá aplicar a la perfección para atravesar la soñada frontera de Segunda B.

El dispositivo defensivo diseñado por Patxi Salinas se inicia con el portero, Diego García, que lleva 646 minutos sin encajar un gol. Rodrigo Alonso, del Bergantiños, fue el último capaz de batirlo. Sucedió en el minuto 74 del encuentro de la trigésimo quinta jornada de Tercera División, disputado el 22 de abril (1-0). Desde entonces, ningún jugador del Rápido ha tenido que recoger el balón de sus propias redes contra Silva (2-0), Barco (0-0) y Arosa (0-0) para concluir el campeonato regular; y el equipo se ha mantenido igualmente invulnerable en los cuatro partidos de play off contra el Cayón (0-3 y 2-0) y Villa Santa Brígida (0-1 y 1-0).

A Diego, que hace un año bajaba a Regional Preferente con el Verín, la posibilidad de subir a Segunda División B le suena a gloria: "Ha sido una temporada espectacular. Lo que cambia la vida en un año. Y ya que estamos, vamos a por todas".

Para el meta, el secreto del éxito que ha obtenido el Rápido, indiscutible más allá de lo que suceda en la última ronda, es "el trabajo y la ilusión", además del convencimiento. "Creer en que podíamos y en lo que nos decían. Y hasta el final con eso".

Diego siente además el reto como una doble misión porque quiere al Arenteiro en Tercera División. Al portero ya le dejaron claro el pasado domingo en Espiñedo, el campo carballinés, que cuentan con él: "Tengo bastantes amigos allí. Fui a ver el partido contra el Estudiantil y al acabar me metieron en el vestuario con ellos y ya me pidieron que les echara una mano, que las parara todas. Primero obviamente es lo nuestro, pero todo va de la mano y vamos a intentar conseguirlo y disfrutarlo".