El Rápido afronta la cita más importante de su historia moderna. Este domingo (18.30), en Bouzas, disputa el partido de ida de su eliminatoria contra el Peralada catalán; la tercera y definitiva de la fase de ascenso a Segunda División B. El presidente aurinegro, Manolo Seoane, ha diseñado dos planes alternativos. Está tan preparado para la nueva categoría, y la transformación que supondría para el club, como para aceptar la derrota si se produce.

Es una encrucijada de gran calada para la centenaria institución, fundada en 1914 y que voló a gran altura en sus primeros tiempos. Campeón gallego de aficionados en 1921 y 1922, se movía por aquella estructura cambiante del fútbol en lo que se llamaba Serie B. La ganó en 1923 -rechazó participar en la fusión de la que nació el Celta- y pudo haber ascendido a la A. Un error burocrático se lo impidió en el primer asalto. En el segundo, en 1928, lo doblegó el Deportivo en la final por 3-2.

El Rápido se alejó después de lo que acabó cuajando en fútbol profesional. Nunca ha militado en esa categoría, si se considera la Segunda B como su frontera. Estuvo cerca en 2005, cuando ya alcanzaron la última ronda del ascenso de la mano de Josiño. Empataron a un gol en Móstoles. Y a dos en Bouzas. Seoane aún sufre pesadillas con el tanto anulado en el minuto 89 a los locales, "un fallo del árbitro", asegura. Doce años después, el Rápido se encuentra otra vez a las puertas de la gesta.

"Hay que ser ambiciosos", proclama Manolo Seoane, que describe el ambiente que se está viviendo en Bouzas como "tremendo". A la vez indica: "A los chicos no se les puede pedir más". Asume que el Peralada, que ejerce de filial del Girona, tiene "mucha categoría y algunos profesionales". En consecuencia, "no podemos decir que seamos favoritos, pero ellos deberían estar preocupados. Si este domingo conseguimos mantener la portería a cero, aunque sea con el empate, el Peralada lo pasará mal con nosotros".

De esta combinación de pulsiones y ánimos extrae Seoane el doble plantamiento que ha confeccionado para el Rápido. Suceda lo que suceda, la prioridad para el presidente es renovar a Álex Martínez, "el mejor director deportivo del fútbol gallego, que ha revolucionado el club". Y Álex le ha pedido "un paso adelante en la estructura", ya sea con el primer equipo en Segunda División B o en Tercera. Seoane está dispuesto. También apuesta por renovar al entrenador, Patxi Salinas, "que ha sido fundamental. Su secreto es que hace cosas normales".

Claro que otras situaciones varían en función de la categoría. Seoane está dispuesto a ponerse en marcha enseguida si el Rápido muere en la orilla. "Muchos equipos estuvieron en Segunda B o a punto de ascender y a la temporada siguiente se fueron a Regional Preferente. Las fechas son ya las que son". La idea rectora sería componer una plantilla capaz de volver a intentarlo.

El ascenso tendría efectos más profundos. El Rápido maneja un presupuesto global de 300.000 euros, del que también se nutren los 25 equipos de fútbol y fútbol sala de las categorías inferiores, donde hierven casi medio millar de críos. Al primer equipo se le dedican alrededor de 150.000 euros, que se van en autobuses, arbitrajes, material y dietas para los jugadores, que "son amateurs".

Seoane ha guardado en un cajón y recupera el plan que su predecesor en el cargo, Baltasar Pujales (que le cedió la presidencia en 2008 y falleció en 2016), había previsto en 2005. "Seguiríamos su idea de mantener a la mayor parte de la plantilla, con algunos refuerzos puntuales. La cuestión es hacer las cosas con sentidiño. El Rápido es viable en Segunda B. Pero descender no podría ser una tragedia ni podríamos arruinarnos en el empeño de jugar en esa categoría a toda costa".

Con todo, aunque se apostase por la austeridad, en Segunda B se exige un mínimo de licencias profesionales, con sus costes de seguridad social y demás. Aunque en el grupo habrá bastantes equipos gallegos, el gasto en desplazamientos se dispararía. El presidente calcula que en este escenario necesitaría al menos 100.000 euros más de ingresos. En parte se lo resolverían las ayudas públicas. "Si nos consideran igual que al Coruxo en Concello, Diputación y Xunta, las subvenciones se nos deberían multiplicar por tres como mínimo".

Porque un dirigente jamás debe olvidar la tasación concreta de sus sueños. "El Rápido tiene ahora mismo 2.000 euros en la cuenta", asegura. La fase de ascenso acabará suponiendo un tajo al presupuesto de entre 30.000 y 40.000 euros. Pero Seoane se consuela de sus desvelos. El "Rapidito", le llama, ya se ha asegurado competir en la próxima Copa del Rey como los grandes gallegos: Celta, Deportivo, Lugo, Racing de Ferrol y Pontevedra. Y cuando mira a su alrededor en la villa marinera, o cuando personas a quienes no conoce se le acercan por la calle para desearle suerte, concluye: "Por este ambiente vale la pena. Y si al final nos sale mal, al menos lo habremos pasado muy bien".