Como si fuera una metáfora del futuro apetitoso que parece tener el Madrid, hay un dato en Marco Asensio, su futbolista más prometedor, que resume un poco la contundente temporada blanca: el centrocampista marcó en su debut con el Madrid en la Supercopa de Europa (ante el Sevilla), marcó en su primer partido de Liga (Real Sociedad), marcó en su primer encuentro de Copa del Rey (frente a la Cultural Leonesa) y en su primer partido de Liga de Campeones (contra el Legia de Varsovia). También en su primera final de Copa de Europa, el sábado frente a la Juventus. Al Madrid le ha venido todo tan de cara, le ha salido la temporada tan redonda como al joven balear, un chaval que, en sólo un año, ha cerrado el debate sobre el mediapunta, la posición más históricamente renovada en el Madrid. Nadie duda hoy de que Asensio es el diez.

Asensio llegó y besó el santo de la misma manera que el Madrid ha ido puliendo récords en su curso quizá más feliz en mucho tiempo. Pocas veces se sintió el equipo blanco tan superior como se siente ahora, y eso que ha ido descorchando botellas a medida que fue ganando Copas de Europa desde que en 1998 Mijatovic acabó con la maldición en Amsterdam. Se ganó en París contra el Valencia con el slalom de Raúl (2000), se triunfó en Glasgow con la volea de Zidane (2002), Ramos conquistó la décima de cabeza en Lisboa (2014) y la undécima de Milán (2016), la más agobiante, llegó en una tanda de penaltis finiquitada por Cristiano Ronaldo. En todas ellas, el Madrid reinaba en Europa pero no en España. Ahora es distinto. El reinado blanco abarca país y continente. Es incontestable.

Por eso los números cuadran, se mire donde se mire, y enseñan una temporada de lo más redonda. Hay récords por todos los lados. Esta será la temporada de las dos Copas de Europa consecutivas, algo inédito desde que el formato es el actual (1992). Esta será la temporada de los 65 partidos consecutivos marcando gol. No hubo ningún encuentro, ni en las derrotas, en el que el Madrid se haya quedado a cero. La segunda mejor racha que se recuerda la tiene el Bayern de Múnich, que anotó en un total de 61 partidos consecutivos.

Esta será la temporada de los 40 partidos consecutivos sin perder, una cifra que se rompió en enero (con la derrota de Sevilla) y a la que se llegó sumando duelos del curso anterior. Pero la racha en sí es la mejor, superando los 39 duelos que estuvo sin caer el primer Barça de Luis Enrique.

Esta será la temporada de un dato que tiene que ver con el reparto de minutos entre la plantilla y que puede pasar desapercibido, pero que no deja de ser una de las claves para entender el ensamblaje perfecto que ha logrado Zidane: por primera vez en la historia de la Liga, 20 jugadores de un mismo equipo superaron los 1.000 minutos de competición. El técnico francés ha sabido repartir la carga, ha sabido confiar y motivar, y el resultado no es ya ese dato histórico sino el rendimiento de sus futbolistas y los resultados.

Hay uno y otro dato que resumen el curso perfecto del Madrid, menguado por su eliminación copera en Vigo. De forma individual, los flashes se los lleva Cristiano Ronaldo: alcanzó los 600 goles (más de 400 con el Madrid), fue máximo anotador en la Liga de Campeones por quinto año consecutivo y es el primer jugador, tras Di Stéfano, en anotar en tres finales de Copa de Europa. Sonríe un Madrid de diez al que hoy se rinde el fútbol.