Aunque el viaje del Atlético Guardés comenzó mucho antes lo sucedido en los últimos cinco años ha sido extraordinario. El conjunto gallego llegó a la máxima categoría a final de la temporada 2011-12 tras lograr el esperado ascenso a División de Honor y desde entonces no ha detenido su progresión.

En solo cinco años el Guardés se ha situado en condiciones de ganar el primer título de su historia, de jugar tres veces competición europea y de convertirse en una amenaza real para los grandes presupuestos de la categoría. En A Guarda han pasado muchas cosas en este tiempo y casi todas buenas. Las decisiones deportivas han permitido que el cuadro gallego haya ido mejorando temporada tras temporada su rendimiento hasta llegar a su techo.

En su primer año en la División de Honor el Mecalia Guardés finalizó en una ilusionante quinta posición (es la peor clasificación que ha conseguido en las cinco temporadas que ha estado en la máxima categoría). Aquel equipo lo habían entrenado Marcial González y Elena Estévez, que eran quienes habían logrado el ascenso a División de Honor unos meses antes. En ese momento aparecieron por allí jugadoras de nivel como Kurchankova (que sigue en el equipo en estos momentos), Makarenko, María Esteban o la internacional Vanessa Amorós. Porque A Guarda se ha convertido en estos cinco años en un punto de destino de jugadoras de gran nivel, internacionales españolas no han dudado en abandonar proyectos en ligas extranjeras para unirse al Mecalia Guardés e ir construyendo este proyecto extraordinario.

En verano de 2013 el equipo volvió a dar un importante salto. Llegó Manu Etayo al banquillo. El navarro estaría tres temporadas al frente del Guardés. Con él aparecieron por A Sangriña jugadoras como Cristina Barrios, Cristina Maestro, la joven Estela Doiro -que venía desde Porriño-, la internacional Carmen Martín o la portuguesa Asensao. El equipo dio un paso adelante a nivel clasificatorio y ascendió a la cuarta posición a final de temporada. Subía un nuevo escalón y confirmaba que la ambición del equipo se mantenía en en el seno del club.

En su tercera experiencia en la máxima categoría, en la temporada 2014-15, Etayo llevó al Guardés a la tercera plaza. Nuevamente rompía su techo histórico en la temporada en la que lograron el récord de puntuación hasta ese momento (42 puntos) y que solo ha sido capaz de superar en la actual temporada. Aquella fue la temporada en la que se incorporaron al equipo jugadoras como Nuria Benzal o Naiara Egozkue (que va a regresar la próxima temporada a la disciplina del Guardés) o las cuatro angoleñas que llegaron tras un convenio del club con el país africano.

La última temporada de Manu Etayo al frente del equipo fue un tanto decepcionante porque el equipo finalizó en la tercera posición aunque en el seno del club existía la ambición de dar un nuevo paso hacia esa meta que suponía conquistar el título. El tercer puesto supo a poco en un año en el que el club había conseguido reforzarse con Ana Manaut, Haridian Rodríguez, Estela Carrera, Paula García y Ana Isabel Tornero. Era el proyecto más ambicioso hasta el momento del club.

Aquello supuso un cambio en la forma de planificar la temporada siguiente. El Mecalia Guardés se hizo con los servicios de José Ignacio Prades y cerró la etapa de Manu Etayo en el club. Llegaron jugadoras como Marisol Carratú, Africa Sempere, Mendoza, Rosa Alvarez o Xeila Fervenza. Todas dieron un alto nivel y el equipo ha rendido incluso por encima de lo que se esperaba. Decía Prades desde el comienzo que el objetivo del equipo no era conseguir el primer puesto y que la consigna era pelear cada fin de semana y solo al final ver dónde estaban y centrarse en el objetivo que tuviesen a mano en ese momento. Y así fue. El Mecalia siguió la estela del Bera Bera desde el comienzo. Hasta que terminó por asestarle un golpe importante en el tramo final de la temporada, impresionante el de las gallegas. El partido en A Sangriña le dio esperanzas hasta que llegó el tropiezo del bera Bera en la pista del Rocasa. La Liga pasó a estar en su mano. Y no parecen dispuestas a dejar escapar la oportunidad.