Si Jon Rahm se ha convertido en uno de los mayores talentos emergentes del golf mundial es, entre otros factores, porque detrás lo tiene a él, a Joseba del Carmen, exjugador profesional de baloncesto y de golf que ejerce como 'coach', no solo del jugador vizcaíno sino también de los dos equipos punteros de Vitoria: el Alavés y el Baskonia.

Del Carmen no es un 'coach' convencional, pues utiliza sus conocimientos en Programación Neurolingüística (PNL) y 'coaching cuántico' para sacar el máximo rendimiento de sus deportistas, cada vez más entregados a sus métodos.

"El 'coaching cuántico' parte de la base de que todos formamos parte del todo, que nuestra energía es creadora y que, por tanto, lo importante no es lo que haces sino para qué lo haces y desde dónde lo haces. Se trata de entender la lógica del juego", explica Del Carmen.

Su sistema de entrenamiento emocional -"me centro en las emociones, porque es el radar de lo que está pasando en nuestro interior", detalla- lo ha podido poner en práctica, con enorme éxito, en el Grupo Baskonia-Alavés de Josean Querejeta. Allí forma parte de un equipo multidisciplinar de expertos (médicos, fisioterapeutas, nutricionistas, analistas de datos y preparadores físicos) que integran el proyecto 'BAL Sport Performance System', un sistema pionero de rendimiento deportivo integral para todos los jugadores de fútbol y baloncesto del club, desde la base, hasta los profesionales del primer equipo.

Dentro del proyecto, Joseba del Carmen se encarga de la preparación psicológica. En el Alavés, se ha encontrado, además, con un técnico, Mauricio Pellegrino, que ha sintonizado con su estilo de trabajo desde el primer momento. "Mauricio me recibió con los brazos abiertos. Él cree mucho en esto, porque ya había trabajado con un 'coach' en uno de los equipos que entrenó en Argentina. Además, es un líder. Es una maravilla cómo habla con los jugadores, cómo percibe lo que les pasa, cómo se preocupa por ellos", explica.

Los futbolistas del Alavés, en cambio, se mostraron escépticos al inicio: "Al principio les costó, pero es normal. Se preguntaban: '¿éste tío qué hace aquí?'. Hasta que entienden que no eres alguien externo al grupo, sino uno".

A Del Carmen le gusta definir su trabajo en el Alavés como el de "observador". Ve en directo los entrenamientos y comenta con Pellegrino todo lo que sucede en el grupo: la energía que se mueve en cada sesión, las emociones que sienten cada uno de los futbolistas, la forma en la que el equipo gestiona la victoria y la derrota, el estado anímico de los lesionados o de los que juegan menos minutos.

"Está la parte humanista y la parte más espiritual, la parte energética. Yo estoy ahí, viendo lo que no se ve y poniendo mucha atención en los detalles, en lo que necesita de mí cada jugador, porque si el jugador está bien en todos los aspectos, sabes que va a darte el cien por cien. Esa es la clave", señala.

Entre Pellegrino y él han mantenido al Alavés en la parte alta de la tabla casi toda la temporada. Un equipo pensado para mantener la categoría en Primera y que ha acabado noveno, protagonizando algunas tardes gloriosas como su victoria liguera en el Camp Nou (1-2). En ese triunfo, Joseba del Carmen tuvo mucho que ver. Convenció a los jugadores de que las estadísticas "solo eran el pasado" y que el presente se limitaba a aquellos 90 minutos en los que se abrían "todas las posibilidades" de ganar. Joseba desvela que, tras aquella gesta, uno de los titulares del equipo le envió un mensaje de voz pidiéndole perdón por haber creído que estaba loco y que la victoria en el coliseo azulgrana era una quimera.

Para la final de hoy, ya no tiene que convencer a los jugadores de que derrotar al todopoderoso Barça es posible. El enfoque, por tanto, será diferente. "Hemos creado en el equipo un estado de aprendizaje y crecimiento constante durante la temporada hasta llegar aquí. Hemos conseguido la novena posición en Liga y estamos en una final de Copa, algo inimaginable. Y ahora vamos a Madrid con una enorme ilusión, a dar lo mejor de nosotros mismos y dando las gracias por este regalo", concluye Joseba del Carmen.

Y es que para el Alavés, la final del Calderón es justo eso: un premio al trabajo bien hecho, la fiesta de fin de curso. "Y la vamos a disfrutar al máximo", asegura Joseba. Eso sí compitiendo desde el primer minuto hasta el último, como han hecho toda la temporada.